martes, 24 de abril de 2012

Los hijos de Frank

Bandar parecía estar sumamente seguro de que alguien iba a intentar matar al rey. Si bien no me gustó mucho lo que me pidió, porque bastante poca gracia me hacia cuidar al rey, no pude decirle que no.
En el camino a la fortaleza me encontré con Rowan que pensó que algo había pasado porque yo estaba ahí y no en el frente. Le dije que mi misión era otra, y ella decidió acompañarme.
Toqué la puerta y nadie me recibió, así que abrí. Adentro el rey, y dos asistentes estaban realizando alguna especie de ritual. Había una niña en el suelo, muy asustada, que estaba desnuda y cubierta con una grasa extraña... el rey jugaba con una vela en su mano cerca del cuerpo de la niña, mientras un niño también desnudo, parecía que había estado haciéndole un favor al rey... mis ganas de matarlo eran cada vez mayores.
-Señor, tenemos que salir de aquí, el enemigo se acerca.
Él no me escuchó parecía estar en una especie de trance. Rowan me sañaló unas vasijas al final de la sala, eran tres.
Empecé a acercarme, Rowan también, y uno de los asistentes me lo impidió. Si esa vela tocaba a la niña...
-Dejenme pasar, el rey está en peligro- Pero no me dejaban avanzar así que dije- Última advertencia, o me deja pasar o lo golpearé.
-¡No le haga a nada a mi hermana Katherine, por favor!- gritó el niño.
¿Era una casualidad? la niña rubia se llamaba Katherine...
-¡Donovan ayudame!
Claro que no era una casualidad, esos niños eran mis hijos. Ese maldito se los había entregado al rey para que los sacrificara... ¿acaso los gritos que escuchaba por las noches eran los suyos?...
Rowan llamó a Donovan para que fuera hacia ella, y yo no soporté más la situación así que golpeé al guardia, casi al mismo tiempo que vi como la vela caía sobre mi hija. Me arrojé sobre ella y sentí como la vela se metía en mi armadura y me quemaba, no se apagaba así que tenía que ser fuego valyrio...
A partir de allí fue todo una confusión tras otra, uno de los sirvientes fue tras Rowan mientras yo iba hacia el rey.
Vi como una mancha de sangre cubría la puerta y entraban tres hombres con armaduras negras. Conocía la voz, era Rhaegar y con él iban Ser Barristan y el Toro Blanco.
¡Iban a matar al rey! Cuando intenté ir a protegerlo Ser Barristan se me arrojó encima, gracias a los Siete logré zafarme y frenar el golpe de gracia que Rhaegar iba a darle a su padre, en sus ojos se podía vislumbrar la misma locura...
Después de frenar los ataques tuve que frenar al rey, el muy loco se había cubierto con la cera de las vasijas y parecía querer suicidarse. Una vez más, quisieron terminar el trabajo, vi como el Hightower agarraba una antorcha y la arrojaba sobre el rey.
Corté la antorcha en el aire con la espada, pero no pude frenar a Rhaegar que le dio un golpe con la espada.
Barristan no entraba en razón, estaban decididos a hacerlo y yo era uno solo... y parecía que habían matado a toda mi guardia personal...
El odio en mi voz se hizo presente, había confiado en Barristan, él había terminado mi entrenamiento, era mi maestro, y me había traicionado así... yo había confiado en él...


Tenía que impedirlo el rey no podía morirse en nuestra casa... o los Blackstorm serían historia.
Rowan intentó hablar con ellos pero era inútil. Yo intente también hacerlo pero no había manera. Hablar no servía, pero cuando vieron que si querían matar al rey iban a tener que pasar sobre mi cadáver, a pesar de que de todos allí yo era el que más quería verlo muerto, decidieron desistir. Obviamente diciéndome que estaba equivocado, que era un error, que el rey estaba loco y que había matado a muchos, ¡pero por qué tenían que matarlo en la casa de mi primo! ¡Por qué no lo mataban en el barco! ¡Malditos estúpidos, iban a llevar nuestra casa a la ruina!
Cuando se fueron lo primero que hice fue cubrir a Katherine con mi capa y ella fue corriendo a abrazarse a su hermano.
Rowan me preguntaba qué íbamos a hacer, estaba planeando qué hacer si el viejo se moría. Ella lo había curado, yo no quería ni poner mis manos sobre él, porque no sabía como iba a reaccionar, y probablemente mi deseo de que se muriera no ayudara demasiado.
Por suerte cuando salí ya habían liberado a mi guardia personal, solo James estaba herido, pero nada de gravedad.
Aún así todo fue un esfuerzo sin sentido, otro error me llevó a dejar al rey con su maestre, él se encargó de darle el descanso eterno. Lo mató, obviamente. No había podido cumplir la misión que me había dado Bandar, no había podido pelear junto a él tampoco... pero allí estaban ellos, gracias a la ayuda de Rowan, los dos estaban vivos, habíamos logrado salvarlos.
Y allí estaba yo, tratando de no culparme por haber sido responsable de que el rey se muriera allí... debí imaginar que el maestre también estaba involucrado. Rowan estaba en silencio, igual que yo, ambos habíamos visto la clase de rey que ahora iba a gobernar los Siete Reinos, un rey que era capaz de asesinar a su propio padre...
Y yo iba a tener que hablar con él si quería que mis hijos no fueran considerados bastardos. Iba a tener que hablar con el rey al que había llamado estúpido, al rey al que ahora no respetaba...
Rowan se quedó conmigo, por primera vez me dijo quien era la persona con la que quería estar, y resultó ser Kevan. Sé que quizás no haya hecho bien, pero le dije que hablara con él, era la única forma en que iba a renunciar, o quizás el cambiara de opinión con respecto a Lyanna... eso no iba a gustarle a Bandar.

Mi hijo jugaba con Anthony en la cocina, usaban las cucharas como si fueran espadas. Katherine estaba comiendo lo que le sirvió Dorothy. Me quedé allí, solo viéndolos desde lejos, todavía no lo podía creer. Lythene tuvo que haber sobrevivido para poder darles sus nombres, nadie más sabía que nombre queríamos ponerles a nuestros hijos... Esperaba que Selina los pudiera aceptar.
Cuando llegó Selina me preguntó que me pasaba, no sé cuanto tiempo estuve hasta que me salieron las palabras para explicarle... pero una vez más ella lo aceptó, feliz. Ahora íbamos a tener cuatro hijos y ninguno era de ella, y aún así, solo vi una sonrisa en su rostro.
Bandar me dijo que el rey había perdonado a los Blackstorm, "perdonado" sí, hubiera sido un hipócrita sino lo hubiera hecho, un Blackstorm había intentado salvar a su padre cuatro veces, lamentablemente un error no dejó que lo hiciera una quinta.
Me dijo que iba a tener que hablar yo con Rhaegar por el tema de los niños, y que le llevara de regalo la espada que había ganado en el torneo. Me pareció bien, era un precio menor por el reconocimiento de mis dos hijos, y también pensaba darle mi apellido a Catelyn. A ella la nombró Rowan, cuando se enteró de Katherine dijo que era mejor que llevara un nombre parecido pero diferente. Estuve de acuerdo.
Así fue que decidí hablar primero con mis hijos.
Les conté sobre Lythene, ellos no habían tenido una madre. Les conté las cosas que le gustaba hacer, cantar, bordar, poner flores en los jarrones, caminar por el bosque, les conté como era, hermosa, el cabello rubio brillando con el sol, su sonrisa que llenaba de paz... y les dije que ellos habían nacido fruto del amor de ambos. Les dije que podían vivir conmigo a partir de ese momento, que yo era su padre. Que no eran bastardos como les habían hecho creer.
Fui con Selina y con los niños, le dije al rey que tenía que pedirle un favor y él accedió a escucharme a pesar de lo que había pasado. Le conté toda la historia, jamás creí que iba a contarla otra vez, y ahí estaba, otra vez hablando del dolor más grande que había tenido que enfrentar en mi vida... Le hablé de cómo había encontrado a Catelyn, cómo la había rescatado de un caserío donde los bárbaros no habían dejado nada salvo a ella.
Ser Barristan escuchó todo, él no sabía mi historia, y si bien ahora ya no confiaba en él como antes, sé que su presencia allí ayudó a que el rey me otorgara lo que le pedí.
Aceptó la espada de buena gana, era un regalo de Bandar y mío.

Me pregunto si hasta hoy habías podido descansar en paz Lythene...
Nuestros hijos son hermosos, son dos soles, dos almas dulces pero tristes, no saben lo que es el amor, no saben lo que es tener un padre y una madre... Juro que voy a vivir el resto de mi vida para protegerlos. Juro que voy a hacer realidad tu deseo, voy a verlos jugar, reír, llorar, crecer y voy a estar ahí por los dos.
Selina y yo los vamos a cuidar y los vamos a querer mucho, les vamos a devolver la sonrisa a los dos.

Katherine Blackstorm

Donovan Blackstorm

Catelyn Blackstorm


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