viernes, 13 de enero de 2012

Fuego en invierno


El viaje hacia tierras de Stonehouse parecía tranquilo hasta que nos atacaron sorpresivamente unos bandidos. Solo algunas flechas fueron suficientes para inutilizar a un guardia y a la asistente de Luka. Tuvimos que hacernos cargo de ellos, gracias a los dioses no eran muchos. Habían usado muñecos para parecer más de los que eran.
Por suerte pude asistir a Richard que tenía herido un brazo y al guardia, pero la asistente de Luka iba a llevar más tiempo, iba a tener que descansar porque se había golpeado la cabeza y había quedado inconsciente.
Lo más extraño fueron dos mensajes en código que encontró Richard en el cadaver que habíamos visto antes del ataque.
Cuando llegamos el señor Stonehouse nos recibió amablemente, si bien de modales parcos no puedo quejarme de su hospitalidad. Creo que lo que dicen de él no es cierto, claramente los rumores los desparramó él para que la gente le temiera. Lo que no me gustó para nada fue cómo se manejaban allí, no había tabernas, cuando los hombres querían estar con una mujer tomaban a cualquier sirvienta, incluso en contra de su voluntad... una taberna aquí ahorraría muchas cosas.
La torre es bastante oscura para mi gusto, quisiera irme rápido pero Luka dice que hasta que no se despierte su asistente no puede empezar con los trabajos ¿que no es él el maestre? En fin, al menos pude jugarle una broma y terminó besando a su asistente porque le dije que se iba a despertar como en la "leyenda de la bella durmiente", ni siquiera existe esa leyenda. A Luka le falta mucho que aprender en cuestión de mujeres, o ya sabe y se hace el que no.
Me habían dado un cuarto en la torre, pero esa noche me quedé con Selina en su tienda. Al día siguiente ella iba a ir con Richard a investigar. Esperaba que pudieran hacerlo sin que Lord Stonehouse no sospechara que habíamos ido allí para eso. Le pregunté a Selina si quería preguntarle a Stonehouse sobre la piedra, no estaba muy segura y la realidad es que yo tampoco lo estoy.
Luka dijo que había visto a alguien la primera noche allí, habían golpeado su puerta y se habían ido... era extraño.
Ese día estuvimos trabajando en los mensajes en código, nos llevó muchas horas, pero entre los dos pudimos descifrar lo que decían. Había dos mensajes que encontramos nosotros y uno más que había encontrado Bandar en Trono del Relámpago que tenía el mismo tipo de escritura en símbolos.

Desde: Stonehouse
A: Los bandidos de la montaña

"O" está prisionera de Stonehouse, pero aún no fue descubierta

Desde: Blackstorm
A: Prisionera de Stonehouse

Bandar está aumentando sus tropas hay que meter gente ahí?

Desde: Prisionera de Stonehouse
A: Los bandidos de la montaña

Stonehouse está moviendo arqueros y tropas al Norte - supera por 3-1

Luka tenía razón, él había peleado y yo lo había ayudado a descifrar enigmas, algo bastante inusual, pero estos parecían ser tiempos inusuales.

*****

Pasaron dos días hasta que Selina volvió. Es gracioso, no le pregunté lo que había averiguado hasta el día siguiente. Solo la agarré de la mano y la llevé hasta el cuarto que me habían asignado en la torre. Por lo que parecía había sido hace tiempo el cuarto de Mildred.

¿Había pasado ya un año desde que me acostaba con ella? La realidad es que ya conozco bastante las cosas que le gustan y cómo es. Si bien es bastante mimosa, a la hora de la verdad le gusta tener el control. Una de las cosas que le gusta más es darme besos con vino dulce y la verdad es que a mí me gustan bastante esos jueguitos cuando no estoy ebrio. Hasta esta noche pensaba que ella se divertía más cuando estaba borracho porque podía manejarme mejor; así podía cortar el ritmo y tener más tiempo ella, no es algo que me importe, tengo todo el tiempo del mundo y sé esperar... pero ahora no estoy tan seguro que le guste más cuando estoy borracho.
Otra cosa que le gusta es tocarme el trasero en público y debo aclarar que no es tan obvia como Ser William.
Habíamos pasado noches en la bañera, otras ella se había desvestido para mí, o yo la desvestía. No me había aburrido en lo más mínimo al pasar las noches en su compañía, no sé si ella podía decir lo mismo o no, pero supongo que le gusta estar conmigo a pesar de mis noches de borrachera.
Una noche, creo que fue poco después de lo que pasó con la piedra, me dejó estar en una posición que si bien a mí me gustaba ella no me dejaba nunca usar, y como soy un caballero siempre la respeté, pero una noche sin más me dejó hacerlo. No le gustaba ningún tipo de posición donde no podía verme a la cara.
-Pensé que nunca ibas a dejarme así.
-¿Te gusta más....?
-A riesgo de no parecer un caballero debo admitir que me encanta
Ella bajó un poco la cabeza por respuesta así que frené y le dije:
-No tenemos que hacerlo así si no te gusta, no es divertido si solo yo la paso bien.
Ella tomó mi mano, se llevó un dedo a la boca y me lo mordió.
-No la estoy pasando mal, no pares que se me va...
Yo seguí y la escuché decir:
-Solo... solo que cuando es por diversión... me gusta verlo en la cara de con quien estoy.
La respuesta me desconcentró un poco y sentí que ella se tensó, se había dado cuenta. Igualmente seguí.
-¿Pasa algo...?- me dijo con tono inseguro.
-No, no pasa nada.
Me volví a concentrar en pasarla bien, pero más en que ella la pasara bien. Sabía que no iba a creerme eso, pero aún así no me dijo nada.
Esa noche la pasamos más que bien, pero ella eludía la respuesta cada vez que yo le preguntaba por qué.

Esa noche en la torre habíamos repetido la posición, sabía que ahora ella era más dócil y me dejaba hacerle cosas que antes de que fuéramos al Muro nunca me hubiera dejado, pero seguía sin saber por qué. Después del descanso necesario le acaricié la cola y llevé mi mano hasta la segunda entrada.
-¿Puedo?
-Sí... pero despacio...
Primero masajeé con el dedo y la escuché jadear. Me acomodé medio sentado contra las almohadas, la tomé de la cintura y la subí encima mío, obviamente quería verla así que la ubiqué mirando hacia mí. Ella me sonrió y me empezó a besar. Fue ella la que se acomodó sin problemas.
-Seguí vos.
Empecé con un ritmo suave y fui acelerando despacio pero ella me dijo:
-Siempre tan caballero Frank...- y empezó a subir ella la velocidad- No te contengas...- me susuró mordiéndome la oreja.
Aceleré a su órden y la escuché gemir mientras la veía disfrutar. Su cuerpo brillaba por el sudor. Le acaricié la espalda y la cola y ella me abrazó contra sus pechos que empecé a besar.
Sentí cuando me clavó las uñas en la espalda y se estremeció al llegar al orgasmo.
-Me gusta más cuando te puedo ver.
-A mí me gusta más cuando... cuando haces lo que te gusta- y después de besarme agregó arañándome la espalda- y cuando sos mío.
-Resultaste posesiva...- le dije y le comí la boca.
La acosté boca arriba en la cama y la empecé a acariciar de nuevo.
-En la cama... sí... acá sos mío Frank.
Ella me abrazó con las piernas.
-Yo puedo decir lo mismo.
Mientras hacía equilibrio por las arremetidas agarró la botella de vino y se tiró un chorro encima del ombligo que empezó a derramarse hacia su cuello y sus pechos. Cuando ya había saboreado todo el vino de su cuerpo me besó de inmediato y me dijo:
-La última gota siempre es mía.
Llegué al clímax y me acosté agotado a su lado.
Era de las pocas veces que estaba sobrio y tomaba yo la iniciativa. Ella se quedó mirándome, le brillaban los ojos.
Esa no fue la última vez de la noche, lo hicimos una vez más, esta vez yo abrazándola por atrás, no había usado esa posición hacía diez años...
Exaustos nos dormimos abrazados así.

*****

Me desperté cuando Selina se movió, estaba por amanecer, era temprano. Ella me besó y yo le seguí el beso mientras me acomodaba arriba de ella.
-¿Qué pasa Frank?
Le empecé a besar el cuello sin responder la pregunta. Ella se abrió de piernas y me rodeó.
No me gustaba mucho esa torre, no tenía demasiado que hacer, Luka dijo que iba a tardar, la cama estaba cómoda y la tenía a Selina al lado, ya iba a haber tiempo para preguntarle qué había averiguado.
Ella sin quejarse me empezó a acariciar la espalda.
-¿Te gustó lo de anoche?
-Creo que se entendió claramente que sí me gustó
-A veces sos muy callado... una chica necesita seguridad a veces...
De golpe sentí sus manos abajo, usando una mano firme y un giro de caderas me dejó a mí en su posición y recién después me soltó. La dejé que hiciera lo que quisiera mientras le seguía besando el cuello.
-¿Seguridad? ¿Que no se me nota cuando la estoy pasando bien?
-Es que hicimos muchas cosas por primera vez...- dijo empezando a besarme la cara.
-Me gusta innovar.
-Te debe costar... tenés mucha experiencia...
-Trato de que siempre sea diferente o repito lo que más me gusta.
-Perdón... me cuesta cuando no puedo mirarte a la cara...- dijo mientras me acariciaba el pecho.
-¿Por qué?
-No quiero aburrirte con mi pasado...- casi me pareció que iba a decir otra palabra en lugar de "aburrirte".
-Yo ya te aburrí a vos, así que podrías
-Vos nunca me aburris- me dijo acariciándome la cara- desde nena que estoy sola... ¿sabes? mis papás murieron en el pantano cuando era muy chiquita.
-Debe haber sido muy duro- dije acariciándole la espalda.
-Sí... fue muy difícil... al principio pensé que me iba a morir... me costó mucho llegar hasta trono... pensaba que ahí alguien me iba a adoptar... o que iba a conseguir un lugar donde vivir... era una nena tonta...
-Supongo que aún gobernaba mi tío. Eran otros tiempos en el Trono.
-Me tomó mucho llegar... aprendí mucho en esa época... sobre cómo era la vida en lo salvaje y cuando finalmente llegué las cosas fueron peores... comía poco, y menos cosas calientes... y lo que no era robado...
Nos cubrí a ambos con las sábanas. Ella puso su cara entre mi hombro y mi cuello y sentí algunas lágrimas cayendo en mi hombro.
-No hay nada que no hice por comida o un lugar donde dormir...
Le acaricié el pelo, ella esperaba que yo hablara así que le sequé las lágrimas y le dije:
-No tenés que avergonzarte por eso, en mis días de tabernas conocí a muchas mujeres que no hacían lo que hacían porque les gustara. Había chicas que se ponían a llorar cuando entrábamos al cuarto, y terminaba consolándolas yo a ellas.
-Frank... te hablo de cuando... ni era mujer...
-Perdón...
-No tenes que pedir perdón...
Noté que por un momento había dudado en besarme o no, así que la besé yo.
-Viví en la calle durante mucho tiempo... hasta que un hombre me "adoptó" él me enseño a leer y a escribir, a usar bien el arco... pero como todo... tenía su precio.
-Imagino que el precio fue alto.
-A él le gustaba... como a vos. Él me llevo desde el pantano hasta Trono... cuando tenía 10 años.
-Mejor no me digas quien fue.
Si había algo que no toleraba era a los pedófilos. Ella apoyó su cabeza en mi pecho. Desde que había vuelto a estar con ella después de evadirla ya sabía que ella no estaba conmigo solo por diversión. Le dije que no quería lastimarla... pero aún así seguí adelante, ahora era muy tarde para echarse atrás. Iba a tener que lidiar con las consecuencias de mis actos, como siempre hacía.
-A mí no me molesta que estes con otras... mientras guardes un poquito de tiempo para mí, aunque no me toques... si me dejás estar cerca voy a ser feliz.
Ya lo sabía, y aún así había seguido adelante... siempre hago lo mismo, pienso en el presente y jamás en el futuro... claro, después de lo que pasó nunca lo tuve. Tardé un poco en responder, pero no demasiado.
-Bueno, desde que fuimos al muro que no estoy con otras.
Me pareció que no había entendido lo que le dije, sí noté que estaba a punto de llorar.
-Desde que te interrumpí esa noche con Ser William y fuimos al norte que no estoy con otras mujeres.
Hundió su cara en mi pecho y me dijo:
-Frank... no dejes lo que te gusta tanto por mí... no me importa... No lo...
La última palabra la dijo muy bajo pero sabía que había sido "no lo valgo" o "no lo merezco".
Cuando dijo eso le puse la mano en la barbilla y le levanté la cara para que me mirara:
-Jamás pienses que no valés o que no merecés algo, todo lo que tenés es porque te lo ganaste por vos misma. Sos la mejor en tu trabajo y mi primo te tiene en mucha estima y la confianza que te profesa no la tiene por muchas personas- noté que iba a decir algo pero le puse un dedo sobre los labios para que me dejar seguir- En cuanto a mí... si no estuve con otras mujeres este tiempo es porque no quise, creo que ya te había dicho que la paso bien con vos y me gusta estar así... Estoy tratando de cambiar algunas cosas, algunas las podré cambiar más rápido, otras van a llevar tiempo. Sé que no soy un hombre fácil de entender, pero supongo que eso ya lo sabías.
-¿Por que tenés que cambiar...? ¿es por mi culpa?...
Pareció que iba a llorar de nuevo así que le dije:
-Claro que no, es porque yo quiero hacerlo.
No parecía muy convencida, así que le seguí hablando:
-Cuando me mostraste todos los lugares de Altar, la noche que dormimos en "El Jardín" fue la primera noche en diez años que pude dormir sin estar ebrio.
Sentí que la tensión de su cuerpo se iba aflojando.
-Las tres semanas que estuviste desaparecida con William fueron las únicas que estuve en la taberna después de esa vez...
Era cierto, solo estuve en la taberna cuando ella no estuvo conmigo... No me había dado cuenta hasta ese momento.
-Estaba muy enojado porque no aparecías, y más siendo el momento en que mi primo más te necesitaba... Pero además de eso estaba preocupado. Cuando me viste salir de la taberna te iba a ir a buscar.
-¿Preocupado...? ¿Porque hiciera algo con el Glover?
-No, no por eso. Pensé que quizás te había pasado algo con esos no muertos dando vueltas.
-Esas cosas me dan miedo... pero ahora...- me besó- pero ahora vos me vas a proteger... ¿no?
-¿Te gusta que lo diga no? Ya te lo dije muchas veces, no te voy a dejar sola.
-Me da miedo.... mucho miedo... el que me abandonen...- dijo mirándome a los ojos.
-No te voy a abandonar.
-Tenía miedo... de que me dejaras despues de contarte de mi vida... que te diera as....- y no pudo terminar la palabra. POr primera vez en lugar de abrazarme a mí se abrazó ella misma.
-Jamás pensaría eso- dije abrazándola yo- No me importa tu pasado, me gusta como sos ahora, y no tendría sentido que te dejara de ver por eso- me miró medio insegura- No estoy mintiendo, si hay algo que no hago es mentir.
Ella me miró fijamente, pensé que quería buscar en mis ojos si estaba mintiendo o no, pero sin dejar de mirarme me acarició el pecho y bajó la mano. Me reí y la dejé seguir sin dejar de mirarla.
Me empezó a tocar hasta que estuve listo y en ese momento me soltó, siempre sus ojos siguieron fijos en mí.
Me incorporé, la levanté de la cama y la llevé contra la pared de la habitación. La tenía abrazada contra la pared y sin que pudiera tocar el suelo con los pies. Me rodeó el cuello con sus brazos, esperando lo que iba a hacer. La apoyé contra la pared y la agarré por las piernas para entrar de una vez.
-¿Apurado?
Me reí, ella me seguía mirando desafiante y me atrapó los brazos. Cuando dejé de mirarla para besarla me dijo:
-Perdiste.
Intentó tirarme al piso, pero no la dejé, empecé a moverme despacio al principio y después aceleré. Escuché su espalda golpear la piedra en la pequeña lucha de poder así que la trabé contra la pared para que no se lastimara y poder mover los brazos. Ella se desconcentró y logré liberarme para tomar sus brazos por encima de su cabeza y bloquearle todo movimiento.
-Perdiste.
-No... gané más de lo que merezco...- dijo y me apretó con las piernas y la cadera.
-Te dije que no pienses más así- y la besé para que no pudiera decir nada a eso.
Me concentré en que la pasara bien, ella cerró los ojos y se dejó llevar.
Cuando terminamos la levanté y la acosté sobre la cama, pero enseguida me dijo:
-No, quiero más
Se levantó y corrió uno de los tapices que tapaban las ventanas y se recostó sobre el borde de piedra dándome la espalda.
Mientras me recuperaba empecé a acariciarla en esa posición, desde los tobillos hasta el cuello, despacio. Yo iba a hacer que le gustara esa posición.
Empecé a besarle las piernas y subí por la cola.
-¿Que vas a hacer?- me preguntó intrigada al sentir los besos después de las caricias.
-¿No te gusta?
Y escuché algo que no había esperado escuchar:
-Esto.... es nuevo...
-Entonces disfrutá de tu primera vez.
Subí dándole besos en la espalda, los brazos y subí hasta el cuello. Cuando llegué ahí me agarró la cara y me besó.
-No, no te podés dar vuelta.
Y la empecé a acariciar, siempre desde atrás, la cintura, el vientre y los pechos, siempre despacio. La abracé y comencé a acariciarla entre las piernas mientras le besaba las orejas y el cuello. La escuché gemir, le estaba gustando así que seguí acariciándola mientras con la otra mano le acariciaba los pezones. No era difícil hacer que una mujer llegara al orgasmo solo usando mis manos, solo era cuestión de saber donde acariciar y cómo. Seguí acariciándola pero fui acelerando los movimientos gradualmente hasta que escuché el ahogado grito de placer.
El sol había empezado a entrar por la ventana ahora que estaba descorrido el tapiz. El pelo de Selina brillaba a su espalda, al sol parecía tener mechones rubios.

*****

-Parece que te gustó
-Me gustan muchos tus manos...- dijo todavía con la respiración agitada.
-Hace mucho que no me decían eso. Soy de manos hábiles, en todo sentido- me reí
-¿Ahora si puedo darme la vuelta?
-Podés
Se giró y me miró para luego darme un beso.
-¿Y ahora?
-Podríamos ir a desayunar... o podríamos pedir que nos traigan el desayuno acá...
Selina me abrazó y se me apoyó encima, parecía con pocas intenciones de dejarme ir.
-¿En serio te traen la comida si la pedís?
Me causó ternura la ingenuidad con la que preguntó. Estaba seguro que siempre había sido ella la que sirvió y no a la que le servían... Me reí un poco de la situación. No sé por qué recordé a mi padre, siempre le habían servido y poco conocía de viajar a la intemperie como yo. A él siempre le habían servido todo en bandeja de plata, por eso no podía comprender lo que sentían aquellos que tenía a su servicio.
-Claro, ¿querés pedir algo en especial?
-No sé... ¿que pedís en trono?
-Lo que más me gusta es el cerdo, pero a veces pido conejo o pollo. Supongo que acá no tendrán mamut...
Selina se río. Recordé que la carne del mamut que habíamos llevado a trono había durado por más de un mes... era bastante buena, quizás tuviera que ir a cazar un mamut en mejores tiempos para volver a probar esa deliciosa carne. Seguro Dorothy iba a estar de acuerdo.
Seguramente para Selina era extraño no verme con resaca por la mañana, noté que estaba observando todo lo que hacía con bastante atención.
-Bueno, voy a pedir cerdo con verduras ¿vos que querés desayunar?
-Yo con frutas estoy bien- dijo humildemente
-¿Solo eso vas a desayunar? Bueno, te convido de mi cerdo.
La solté y fui a buscar mis pantalones, no me puse nada arriba y salí al pasillo para buscar a una de las sirvientas de Stonehouse. Me encontré una muchacha bastante bonita apenas salí.
No pude evitar pensar qué diría Selina si le pedía estar con ella y otra chica más como esa linda sirvienta.


-Buenos días
-¿Sí mi señor?
-Podría pedirle por favor que lleven el desayuno a mi habitación? No estaría mal una porción de cerdo, unas verduras y algunas frutas, mejor que sean dos porciones de cerdo...
-Sí mi señor, ¿se le ofrece algo más?
-No, muchas gracias señorita
Me miró como sopesándome, admito que me faltaba la mitad de mi atuendo, pero creo que más le sorprendió que le dijera "señorita" siendo una sirvienta.
-Está bien- dijo y giró en dirección a las escaleras.
Cuando entré Selina ya estaba otra vez entre las sábanas de la cama.
-El desayuno ya esta en camino.
Ella se acomodó en la cama y me sirvió una copa de vino.
-¿No querras emborracharme no?- comenté agarrando la copa que me ofrecía.
-Es muy temprano para eso, a la noche... quizá
Me reí, tenía todas las intenciones de que fuera su juguetito, y a mí realmente no me importaba serlo.
-Bueno, podemos quedarnos acá todo el día, no tengo intenciones de salir hoy.
-Es un poco depresivo... pero si a vos te gusta está bien.
-¿Dónde me llevarías? Tenes buen gusto para elegir lugares debo admitir. No recorrí mucho los alrededores podrías llevarme.
-mmhh hay mucho bosque cerca, seguro podemos encontrar algún lugar tranquilo.
-Podemos desayunar y salir entonces ¿te parece?
-Me parece bien- me dijo con una sonrisa mientras se abrigaba con las pieles de la cama.
-O... podriamos bañarnos primero antes de salir
-Creo que nunca estuve más limpia ¿qué vas a hacer hoy?
-Que voy a hacer hoy... voy a desayunar, después voy a ir a recorrer las tierras de Stonehouse con vos, quizás volvamos para cenar, o quizás nos quedemos en el bosque... de cualquier manera voy a hacerte cosas hasta quedarme dormido.
-Me vas a matar... pero no importa- dijo entre risas.
Apoyó su cabeza en mi pecho y se acurruchó cerca mío.
-Bueno, si estás cansada simplemente podemos dormir...
Iba a decir algo más pero no lo dije. Ella se dio cuenta, era bastante perceptiva. Me miró con esos ojos curiosos...
-¿Qué pasa? ¿dije algo malo?
-Decime- y puso ese tono de nena chiquita que me gustaba bastante.
-Que sino podíamos dormir abrazados como anoche, pero vos te perdés la diversión.
-¿Te gusta dormir abrazado a mí? pensé que te molestaba...
-No suelo hacer cosas que no me gustan
Eso era un sí encubierto.
-¿Entonces te gusta? ¿no?
-Sí
Sus ojos le brillaron cuando dije eso, me sonrió feliz.
-Espero que entiendas lo que significa estar con alguien como yo...- le dije muy serio.
-¿Verte borracho, y metiéndole mano a las chicas de la taberna?
-No es por eso.
Ella no entendía lo que podía ser estar con alguien como yo... yo podía darle muchas cosas, protección, sexo, comodidades... pero jamás iba a poder darle más que eso...
Ella se acomodó en la cama estirándose, sí, era mejor que se alejara de mí... pero dijo que no iba a hacerlo, que solamente era feliz con estar cerca, eso no va a durar mucho...
Justo en ese momento tocaron la puerta y me el ruido me hizo volver a la habitación de la torre. Me levanté para abrir, dos muchachas trajeron toda la comida que había pedido.
-Muchas gracias señoritas
Me hicieron una reverencia y una de ellas me preguntó:
-¿Necesita algo más señor?
-Por el momento no, gracias
Hicieron una reverencia más y salieron, escuché que la más pequeña se reía pícara mientras cerraba la puerta tras ellas.
-Pedí dos porciones de cerdo por si cambiabas de opinión
Ella se me acercó y agarró una de las frutas, estaba tapada en las pieles solamente.
Me puse a desayunar no sin antes notar que la situación estaba algo tensa, aunque creo que el que estaba tenso era yo.
Selina terminó la fruta y agarró un racimo de uvas. Con cuidado lamió delicadamente la uva en el extremo inferior, la rodeó con los labios y la arrancó con un movimiento hacia arriba de la misma mano con la que sostenía el racimo. Repitió el proceso tres veces siempre mirándome. La cuarta la puso entre sus labios después de arrancarla pero no la comió.
Si en algún momento me pareció sentir tensión en esa habitación en ese momento se había ido por completo. Me acerqué y le saqué la uva con mi boca.
-¿Las frutas son siempre una buena opción, no?- dijo mientras comía una quinta- ¿te gustan las uvas?
-Sí, veo que a vos también- me reí.
Arrancó una uva con los dedos y la puso con cuidado en el hueco que se forma en el cuello.
-Esta forma de comer las uvas es bastante divertida- dije comiendo la uva de su cuello y luego aproveché para besárselo.
-La fruta por la mañana es lo mejor.
Seguí su juego, puso tres uvas entre sus pechos que también comí y entre cada una los besaba. Algunas las rompió sobre su vientre para que yo lamiera el jugo de allí. La última la puso en su ombligo. Era fácil saber a dónde quería llegar así que seguí donde me indicó con lo que había quedado del racimo. Por sus gemidos pude interpretar que además de mis manos ahora iba a gustarle también mi lengua.
Me acosté en la cama con los brazoas apoyados detrás de la cabeza mientras ella descansaba.
-¿Rico el desayuno, no?
-Sí, la verdad que lo disfruté, pero creo que hay alguien que lo disfrutó más.
Ella me empezó a besar y fue bajando hasta finalmente devolverme el favor.

Cuando terminé se recostó sobre mi pecho y agarró una manzana de la bandeja.
-Que bueno que pedí dos porciones de cerdo, voy a necesitar bastante energía hoy.
Ella se rió y mordió la manzana.
Nos quedamos en la torre hasta terminar el desayuno, después bajamos para salir, me subí a mi caballo y antes de que ella subiera al suyo le tendí la mano.
-Vamos en el mío.
Ella subió atrás mío y usó mi capa para cubrirse del frío. Viajamos así hasta que ella me indicó que me detuviera en el bosque. Había un lugar a cubierto, unas ruinas de piedra cerca de un lugar donde aún había flores colándose entre la nieve.
Mientras Selina se encargaba de encender un fuego y yo de armar una tienda le pregunté:
-¿Qué averiguaste sobre Stonehouse?

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