lunes, 2 de enero de 2012

Escudero


Anthony

Viajamos tres meses, cuando llegamos al muro el Maestre me dijo que no se podía hacer nada para sacar esa piedra de la mano de Selina, que no habían visto algo así antes... que la única forma era cortándole la mano. Si hubiera sabido que esa iba a ser la respuesta no hubiera viajado tanto tiempo hasta ahí...
Pero la realidad era que el viaje no había sido tan terrible como creí en un principio. En los tres meses no me separé de Selina, por lo general ella dormía abrazada a mí. Sí me emborraché varias noches, aún no sé como Selina puede soportarme cuando estoy así porque al día siguiente no me acuerdo de nada.
La buena noticia era que no íbamos a tener que cruzar el muro, la mala era que estábamos como antes, y no quería volver al Trono sin haber cumplido mi misión... Pero había algo que me dijeron en el Muro, en las montañas había una mujer que quizás supiera algo al respecto. La Dama de Hielo de la leyenda que había escuchado a medias narrada por Mailen. Me arrepentí de no haber escuchado la historia completa.
En el camino de regreso le dije a Withwing que buscara a su anterior dueño, pero solo me picaba y no se movía. Supuse que había entendido que era yo, pero la realidad es que él no tenía dueño, estaba conmigo porque él quería estarlo.
Una noche tuve un sueño, vi a una mujer hermosa, rubia, de ojos claros, su rostro parecía de hielo y cuando se acercó a mí sentí la misma sensación de cuando tuve la visión del decapitado, tenía mucho frío, demasiado frío.
Supuse que era la Dama de Hielo, quien me dijo que iba a tener que tomar una decisión para que la piedra abandonara a Selina. Así fue como supe que todo ese viaje había sido en vano, que la piedra siguiera allí o no dependía solo de mí, yo tenía que cambiar... o eso me dijo la Dama, pero la realidad es que yo ya no podía ser el mismo de antes, nunca iba a volver a serlo y la decisión que tenía que tomar, no era una decisión, porque no se podía decidir sobre algo así... La realidad es que esa mujer no me dio una respuesta, solo me hizo reflexionar, aunque para mí eso ya era bastante.

Después de seis meses de viaje volví a asentarme en un lugar, el Altar no solo era un sitio que me traía paz sino que me ayudaba a pensar. Si había un lugar donde podía "cambiar" era ese, si es que eso era posible. Jamás creí que por una vez lo que tuviera que hacer para cumplir un objetivo fuera cambiar yo... Era irónico esa mujer me dijo que no creyera en todas las visiones que tenía, pero ella misma era una visión... entonces ¿cómo podía creerle?
No podía buscarla ahora, al menos no hasta solucionar el problema de los caminantes blancos, pero luego iba a buscar el lago, siempre y cuando comprobara que lo que dijo era cierto. Mi primo me había dado otra misión, ir a las tierras de Stonehouse a investigar, Luka parecía haber interpretado alguna especie de ritual en sus modos cuando fueron a verlo y mi primo no se había quedado tranquilo porque también lo había visto. Decidí permanecer una semana en el Altar para descansar del viaje y después partir.
Ahora que ya no estaba Kevan me di cuenta de todo el esfuerzo que hacía el pobre muchacho para asistirme, seguramente levantarme de la taberna después de que me desmayaba por el alcohol no era algo fácil... Debe estar feliz de haberse librado de mí.
Caminé por las pequeñas casas que ahora rodeaban el castillo, Luka había venido de la Citadel y ahora estaba ayudándonos a construir casas de bajo costo y más resistentes, había mucho trabajo por hacer, y él se estaba encargando de coordinar los trabajos de reconstrucción, así que yo me concentré en los entrenamientos de las tropas. A pesar de cómo era ahora, me gustaba enseñar, y sé por qué es, porque quiero dejar un legado, el legado que nunca le voy a poder trasmitir a mi hijo...
Miré hacia las montañas, desde abajo también el paisaje era hermoso. Las montañas eran muy altas aquí, la nieve eterna en los picos, la magnitud de esa belleza... cuando bajé la vista todos estaban trabajando, la ley de mi primo aquí aplicaba de igual forma que en el Trono, todos estaban ocupados y trabajando. Yo había estado entrenando desde temprano, a las cinco de la mañana ya me había despertado para empezar a entrenar. Había puesto mi tienda en la terraza donde estaba el jardín y le había avisado a Selina para que viniera si así lo quería.

-Vas a estar segura en Altar, pero no salgas sola. Avisame a mí o llevate a alguno de los exploradores.
-Está bien, ¿dónde me voy a quedar?
-Donde quieras- hice una pausa para ver su reacción, ella miró alrededor y yo casi enseguida le dije:
-Voy a poner mi tienda en la terraza donde está el Jardín, esa puede ser una opción- noté que se le iluminó la cara cuando dije eso y me reí- Todavía no entiendo como querés seguir estando conmigo después de verme borracho.
-¿Y vos?... ¿por qué cuidás a alguien a quien todos le quieren cortar la mano?
-Soy un caballero, tengo que cuidar a las damas en problemas- dije con voz solemne.
-Está bien...
-¿Vos no sos una dama en problemas no? Es cierto, hasta mataste un caminante blanco... Entonces debo estar con vos por algo más aparte de eso.
-¿Por qué entonces?... mejores que yo en la cama seguro conoces
-Sí, eso es verdad...- Pensé que se iba a molestar pero ni se inmutó- Pero me gusta estar con vos, creo que es evidente porque sino no estaría.
-¿Qué te pasa Frank?, estás raro
-¿Raro? ¿querés decir más de lo normal?
-Sí... nunca decís que te gusta estar con alguien, si que te gusta la cerveza, el vino, las mujeres, pero nunca nadie en particular.
-Eso no es cierto, siempre nombro a las niñas, Milwin y Aywin, me encanta estar con ellas.
-Frank...
Ella me sostuvo la mirada y yo la miré esperando que dijera algo más...
-Dale Frank, no te escondas
Sonreí.
-Por una vez no me estoy escondiendo.
-¿Eso es lo raro entonces?
-Puede ser...
Cuando no dijo nada a eso me acerqué y le comí la boca.
Ella vino todas las noches y no tuve necesidad de ir a buscar a las chicas. Habíamos viajado seis meses pero aún así no me aburría estar con ella. Era cierto que la consideraba una amiga, cosa que para mí era muy raro porque no tenía amigas, tenía mujeres con las que me acostaba.
Ella estaba distinta desde el día que la había ido a buscar cuando estaba con Ser William, el día que se enteró que tenía esa piedra atada en su mano. Desde ese día que había dormido abrazada a mí su actitud conmigo había cambiado... Otra vez pensé que podía lastimarla... pero como ya le había dicho a esa mujer, a la Dama de Hielo de la leyenda, no puedo decidir algo como "si la amo o no la amo" eso no es algo que se decida... pero si la otra visión es cierta, yo voy a ser el culpable de que ella se muera, y todo por no poder cambiar... Como si cambiar fuera tan fácil... Bandar también me habló, me dijo que era tiempo de superarlo, de volver a retomar mi vida, pero claro, él no puede entenderlo, a él no le pasó lo mismo que a mí.

En ese momento escuché un ruido, un cubo de agua se había caído y el agua había bañado la tierra. El niño tomó el cubo y volvió hacia el lugar de donde parecía venir, el vertedero de agua nuevo que habíamos construido para traer el agua desde abajo, desde el río subterréneo. Con mucho trabajo lo llenó, el cubo era muy pesado y grande para él pero aún así lo cargó hasta la pequeña casa, aún en construcción. Llegó un recipiente más grande y repitió el trabajo hasta que estuvo lleno, tuvo que ir y volver unas diez veces, de las cuales cinco más el cubo se le cayó y tuvo que regresar por más agua.
Cuando terminó el trabajo se sentó exausto, y se pasó la mano por la frente bañada en sudor.
Me acerqué a él y lo saludé:
-Buenos días niño.
-Buenos días Ser Frank- se levantó a pesar de lo cansado que estaba y me hizo una reverencia.
-Puedes sentarte, veo que estás cansado.
-Gracias.
Volvió a sentarse en el suelo y yo me senté frente a él, parecía sorprendido de que yo le hablara.
-¿Cómo te llamas?
-Anthony.
-Anthony ¿Para qué es el agua?
-Es para "Rayo Negro" el caballo del señor.
Me señaló un hombre que estaba trabajando en la casa, parecía haber trabajado en la construcción durante mucho tiempo, aunque por su constitución quizás hubiera sido guerrero en otro tiempo...
-¿Y tus padres?
-Murieron cuando era pequeño, ahora vivo con él. Lo ayudo y me da comida y un techo donde vivir.
-¿Y qué otros trabajos haces para él?
-Cargo el agua, la leña para el fuego, a veces cocino... y otras lo ayudo a alcanzarle los materiales cuando está trabajando en la casa.
Me quedé en silencio unos momentos, me había gustado su perseverancia, quizás podría ser lo que estaba buscando, y justo el día antes a la partida, había tenido mucha suerte.
-¿Puedes ir a buscarlo? Me gustaría hablar con él.
-Sí, enseguida.
Me quedé allí sentado esperando que lo fuera a buscar, parecía muy servicial, y eso también era una buena cualidad en un escudero. Vi como llegaba hasta él y a su orden se ponía a apilar cerca varios troncos de madera, eran pesados pero aún así Anthony se puso manos a la obra.
-Ser Frank, a qué debo su honrosa visita.
Me paré y lo saludé.
-Un placer conocerlo señor...
-Derek
-Me gustaría hablar con usted sobre el futuro del niño.
Me miró sorprendido.
-¿Futuro? Sí... le enseñaré a construir casas, es un buen oficio.
-Me gustaría tomarlo como mi escudero, por lo poco que vi hoy creo que tiene las cualidades perfectas para ser un caballero.
-¿Un caballero? ¿el niño?
-Así es.
-Bueno... eso es algo que no podría negarle, si necesita mi autorización, la tiene.
-¿Quiénes eran sus padres?
-Eran campesinos, hace unos siete años murieron de una extraña enfermedad, el niño se salvó milagrosamente, no se contagió, nadie sabe porqué. Vivían cerca de mi casa, y yo lo adopté cuando ellos murieron.
-Eso es admirable.
-Gracias Ser Frank. Como ya le dije, puedo tomar otro aprendiz, creo que el niño se merece el mejor futuro que puedan darle, es muy tenaz y perseverante, pero sobre todo tiene un gran corazón.
-Si usted está de acuerdo, entonces hablaré con él ¿cuántos años tiene? ¿Diez?
-Tiene ocho años señor, cumplirá nueve el próximo invierno.
No iba a poder pretender que un niño de ocho años me arrastrara borracho de las tabernas, eso iba a ayudarme también, a cuidarme de no hacerlo...
-Puede hablar con él ahora si lo desea- me dijo mientras aún pensaba si era o no aconsejable tomar a alguien tan pequeño como mi escudero...- Creo que a él le gustará, siempre que le pregunto si le gusta lo que hago me dice que sí, pero sé que si tuviera posibilidades de tener aventuras sería muy feliz. Siempre me cuenta historias que inventa sobre caballeros, damas y dragones, estoy seguro que le gustará su propuesta.
-Ser un caballero no llega a ese nivel de fantasía, puede desilucionarse rápidamente- sonreí.
-No lo hará, él sabe como son las cosas, sufrió bastante la ausencia de sus padres al principio, sabe que el mundo no es como lo imagina.
La realidad era que cuanto más me hablaba de él, más me parecía apto para la tarea.
-Está bien, hablaré con él ahora.
Vi que Derek le decía unas palabras al niño y el vino corriendo hacia mí.
-Ser Frank, me dijo el señor Derek que quería preguntarme algo.
-Sí, así es- me agaché para poder hablar con él de igual a igual- Me preguntaba si te interesaría ser mi escudero.
El niño abrió grandes los ojos sorprendido por la propuesta.
-¿Escudero? ¿yo?
-Creo que tienes las cualidades que hacen falta, así que si te interesa Derek ya me dijo que tú tenías la decisión final. No será fácil, el camino para ser un caballero es duro.
El niño sonrió, parecía feliz con la propuesta.
-¿Y si acepto podré ser un caballero como usted?
-No serás como yo, serás mejor que yo.
-Entonces sí quiero ser su escudero.
Me paré y le acaricié la cabeza.
-Entonces está decidido.

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