domingo, 8 de julio de 2012

La llovizna cesó


La llovizna cesó, dejando paso a un cielo claro con un sol inusualmente radiante para el duro clima del norte. Un magnifico día para la jornada de caza que estaba programada. Sir Stonehouse hizo sonar el cuerno, y los hombres dieron a su equipo una última revisión. El joven Luka se dispuso a ensillar su caballo. Pese a que muchos hablaban del poco cuidado que le daba a su destreza física, no solía dejar por nada del mundo que los sirvientes toquen sus cosas. El abrigo era más que suficiente, aunque el frío le mordía el rostro, en especial en la zona donde su padre le había propinado un golpe, no tan fuerte como para marcarlo.
La mayoría de los presentes no había dicho nada cuando ambos salieron de la habitación, tras la discusión, y ambos habían estado silenciosos. Su padre no había gritado, no necesitaba hacerlo para humillarlo. Luka comprobó las cuerdas de su ropa de abrigo, las bridas, y su ballesta. En el estuche de dardos, verificó que estuvieran los cinco “especiales” que había preparado. Luego montó, y se dirigió al paso de su corcel al lugar de partida.
El objetivo de la cacería era claro: encontrar al enorme Jabalí macho que estaba arruinando los cultivos, devorándolos y contaminándolos con sus heces. Además, decían que era más grande que un caballo, y que tenia puntas de lanza clavadas en el cuerpo que lo atormentaban de dolor y lo convertían en una criatura peligrosa, sobre todo para gente sola y desarmada. De todos modos, por supuesto, la partida de caza cobraría otras piezas, a medida que aparecieran. El grupo de cazadores se dividió en dos para buscar al peligroso animal; Richard, el hermano bastardo de Luka e hijo, como él, de Lord Blackstorm, señor de esas tierras, se fue con el otro grupo, lo que arrancó a Luka un gesto de satisfacción. Ya era bastante malo tener que aguantarlo en palacio, viviendo casi como si fuera uno de los hijos legítimos de Señor, como para encima arruinar un bonito día soleado con su desagradable estampa.
Lord Blackstorm sólo parecía interesado en que su gente obedeciera, y en que sus campesinas estuvieran disponibles para el. Asi había nacido Richard. Mientras tanto, el Señorío se caía a pedazos, total, aquí en el norte siempre se le podía echar la culpa al duro clima, a lo difícil que es vivir aquí….para justificar la incompetencia del gobernante; no se supone que eso debería hacernos mas laboriosos? Más incansables? “Firmes Contra la Tormenta” decia el escudo de la casa, pero el padre de Luka sólo la mostraba con sus subalternos.   or eso le había molestado tanto su reprimenda. Si Bandar, el hermano pequeño de Luka,  era lo bastante bueno con las armas como para derrotar a su hermano mayor, mejor para él, que tenía de malo perder una pelea? Acaso los reinos se gobernaban ganando y perdiendo peleas de uno contra uno?.  Tan desautorizado se sentía Padre de que su hijo mayor no intentara ser el mejor en todo para ser un digno heredero?  Además, digno de que? Cualquier inútil podría hacerlo mejor que Bandariel Blackstorm.  Eso pensaba Luka, y lo que su padre vociferaba dejaba claro que el sentimiento era mutuo.
-jajajjajaj mi hijo? Matar al Jabalí? Por favor, no me humilles haciendo esas bromas…..
Luka contaba entonces con 14 años, edad a la que algunos muchachos tomaban las armas, o entraban como escuderos de un caballero, o algo similar. Nada de eso había logrado interesarle demasiado, y lo molesto que estaba su padre por ello parecía alimentar su aversión a esas cosas, aunque mas no fuera para llevarle la contra
La partida desmontó, dejando a los caballos en un claro. El rastreador había encontrado huellas que podían ser las de la bestia. Luka aseguró sus botas y ropas, y acaricio su ballesta. Su padre y Lord Stonehouse lideraban la batida de malezas, que iba abriendo camino bosque adentro. Los bosques del norte, aunque fríos, suelen ser bastante espesos, y en primavera y verano con las plantas estacionales en pleno verde, podía ponerse realmente difícil de transitar.
Un ruido de malezas puso al grupo en alerta y sacó a Luca de sus cavilaciones. Pareció una falsa alarma, porque uno de los guardias señaló a un pequeño conejo que rápidamente se escabulló entre la maleza. Pero de repente, en el flanco opuesto del grupo, un hombre salió despedido casi un metro, arrojado al suelo al cargar la enorme bestia , que había aparecido de improviso, contra él por detrás. El verraco recibió una descarga de flechas, ninguna de las cuales dio en el blanco, y cargó contra un segundo hombre, zamarreándolo de tal manera que en pocos segundos yacía sin vida debajo de los cascos del animal, que volvo a desaparecer en la espesura.
Bandariel vociferó una orden, y la partida se apostó para dar cuenta del animal, pero aparentemente se había retirado, quizá viendo que había demasiada gente. El Señor dio la orden de caminar en la dirección en la que la bestia se fuera, e imprudentemente, se adelantó a la partida. Stonehouse lo siguió de cerca, y extrañamente, también Luka, que llevaba su ballesta armada; el resto de los hombres avanzó con más cautela, algo más atrás.
Lo siguiente sucedió muy rápidamente; Stonehouse era sorprendido por el animal y apartado en su carga, siendo lanzado contra un árbol, y aunque afortunadamente no sufrió heridas graves, quedó fuera de combate unos instantes, mientras el Jabalí se abalanzaba sobre Lord Blackstorm. Este trató de herirlo con la lanza, pero cayó al suelo, lastimado, mientras la bestia se avalanzó sobre él, con intención de destrozarlo. Un sonido de saeta se oyó, sutil, mientras el resto de los hombres dudaban de disparar por miedo de herir a su señor. El animal entonces comenzó a tener terribles espasmos, mientras chillaba como un lechón mientras es sacrificado, y con una sacudida final se desplomó, sin vida. Tenia una saeta clavada en el cuello, cerca de las arterias. Luka bajaba su ballesta, sin haberse alterado en lo más mínimo por la situación. El veneno había funcionado, aún cuando él había pensado que la dosis quizá no fuera suficiente para un animal de ese tamaño, y se le notaba cierta expresión de satisfacción.
Un murmullo empezó a surgir de los guardias y de Stonehouse, que poco a poco se transformó en un aplauso. El muchacho había dado cuenta de la bestia y había, además, salvado a su padre. Pero éste no parecía compartir el sentimiento de general aprobación hacia su hijo. Tras unos instantes, en los que permaneció mareado en el suelo tras el ataque del animal, se incorporo y se dirigió con paso lento y firme hacia su hijo, dando un grito que corto por el aplauso
-Idiota!!! Cobarde!!! Has envenenado al jabalí , ahora no servirá para nada….mi hijo no sabe cazar, entonces asesina a las presas!!!!
Mientras decía esto se acercaba furioso a Luka, que permanecia de pie en el lugar desde donde había disparado, inalterable, y mirando a su padre a los ojos.
-Papa, con todo respeto, el jabalí hierve por una hora antes de cocinarse, no quedara nada de veneno para entonces….
Un golpe cruzó la cara de Luca, haciéndolo callar
-Silencio, idiota!! Un Caballero no mata con venenos!!! Y un señor no puede perder con la espada contra su hermano menor!!!! Que imagen estas dando???? Asi pretendes ser mi sucesor??? Eres una desgracia para la familia!!! Maldito el dia en que te engendre!!! Hubiera preferido que ese animal me mate, a que me salve un cobarde como tú de esa manera rastrera!!!
Un leve tono de miedo fue captado por Luka en su padre, además de que aquella reacción estaba evidente condicionada por la adrenalina del terror que acababa de pasar, desmintió aquella afirmación  en la mente de Luka, que sintió más pena que ira por su progenitor.
*Claro imbécil, y que tu me golpees delante de todos le hace mucho mejor a mi imagen” pensó Luka, secándose la sangre con la mano y dándose un masaje en el maxilar. Por suerte, ningún diente roto..había aprendido a cerrar la mandíbula de modo que las brutalidades de su progenitor no lo marcaran de por vida. No respondió nada, limitándose a desarmar la ballesta. Después, unos guardias cargaron al animal, y sin más ceremonias, la comitiva partió. Todo el mundo hizo silencio, como correspondía a la situación. Pero en el aire y en los rostros de los presentes había una clara desaprobación hacia la actitud del Señor de la Casa.
Con esa tensión, volvieron al castillo de trono. Allí, Bandar esperaba que volvieran. A sus 11 años era pequeño para participar de una cacería, que de todos modos no parecían agradarle demasiado. Aun así, era muy fuerte para su edad, y el día anterior había vencido a su hermano mayor con la espada; pero ahora lo veía pasar con el rostro magullado, y antes de la cacería se había enterado de que el padre de ambos había reprendido a Luka… asique fue a su habitación a ver qué había sucedido.
 -Bandar, como estas?- Luka sonó afable y tenia una sonrisa, pero también un golpe bastante fuerte en el rostro que le dejaba un ojo morado muy visible. En lugar de estar quitándose la ropa de fajina, parecía estar empacando.

 -Bien. ¿Cómo estas vos, hermano?- preguntó Bandar, con la cabeza baja -Cazaron algo? Qué pasó?-

Y agegó, algo consternado por no conocer bien la situación -Los guardias no me dejaron ver ninguna pieza-

 -Un jabali se murió- respondió Luka sencillamente, y con cierto tono irónico -Pero creo que papa no dejara que lo cocinen...-

El heredero de la Casa Blackstorm continuaba empacando. La mochila y la valija grande. Parecía que se iba a un viaje largo, sin siquiera descansar desde la cacería.

 -Te... te vas? Porqué?- Preguntó Bandar dándose cuenta rápidamente de la situación.

 -No es lugar para mi este. Evidentemente, papá necesita un hijo que yo no soy.....- Respondio Luka perfectamente tranquilo  -Tuve que matar al jabali con una flecha envenenada, por eso no creo que cenemos eso hoy....

-No entiendo... no entiendo porqué te vas... Sos el heredero de la casa- Dijo el hermano menor, sin entender nada de la situación  -Papá se la pasa hablando de vos

-Si, de cómo le voy a fallar- Sentenció Luka, mirando a su hermanito a los ojos. Aún era bastante más alto que él, pero creía que eso no seria para siempre. Al pensar eso se le dibujó al futuro maestre una sonrisa algo amarga.

-Lamento dejarte esta carga, hermanito, pero de verdad, es lo mejor.- Dijo Luka, con una sinceridad que iba a caracterizarlo, sin tratar de suavizar la situación.

 -Pero qué vas a hacer? Qué vas a comer? De qué vas a vivir? No podes irte! Qué vamos a hacer Richard y yo?- Bandar soltaba cada cosa que le venía a la mente, bastante consternado, sin haber pensado nunca que algo así sucedería.  -Sos el heredero de la casa!- gritó finalmente

 -Snow puede hacer lo que se le canten los arándanos. Yo me voy a estudiar. Es lo que hago mejor, me convertire en Maestre- Explicó Luka, ya sin mirar a su hermano mientras revisaba que todo estuviera en su lugar, en las valijas. No pensaba despedirse, ni siquiera de su madre, y por supuesto, tampoco del Bastardo. -Allí en la Citadela apreciaran lo que hago

Luego de cerrar una de las valijas, miró a los ojos a su hermano más joven y dijo -En cuanto a ti, hermanito, me temo que ahora eres el heredero....a menos que los bastardos hereden, creo que no.....- Y dicho esto, se quitó el anillo, dejándolo sobre su mesa de luz

Bandar explotó, estaba bastante furioso con la situación -Pero porqué!!! Por cazar un jabalí con una flecha envenenada?.....- y agregó --Porqué te gané con la espada? Mañana me dejo perder!

-No por eso, por todo, porque no me interesa ser un guerrero, porque no me interesa ser como papa, porque me parece estúpido saber pelear cuando diez arqueros con un poco de disciplina pueden terminar con el campeón mas poderoso de los todos los reinos. Porque los reinos no se gobiernan con fuerza. A lo sumo, con ella se sostiene el poder, pero no se construya nada, así.-

La respuesta de Luka había sido tranquila, convencida, lo suficiente como para que el joven Bandar comprendiera que no había nada que discutir. Luka agregó -Porque creo que esta tierra necesita otra cosa que un tipo como papá que se enseñoree en ella para un día morir en su mediocridad como tantos antes que el.-

Y luego señaló a su hermano  -Vos podes hacerlo, podes ser el hijo que quiere papa y ser también mucho mejor que él, lo sé. Gracias por venir, hermanito, o yo me tendria que quedar acá....-

Habia rabia, decepción, indignación en el rostro de Bandar, y lo disimulaba muy mal. Se sentía casi traicionado, aunque de alguna manera, le daba a su hermano el beneficio de la duda. Su respuesta fue brusca, pero sin odio.

-Andate... y volvé cuando seas maestre. Al menos voy a usar tus servicios como vos me estas usando ahora para irte.

Bandar volvió la espalda, para salir de la habitación, visiblemente enojado; estaba furioso, pero no iba a rogarle a su arrogante hermano, que siempre creía tener razón, que se quede. Además, aunque nunca había pensado en dirigir la Casa, pero de algún modo, aquello no le sorprendía, ni la idea le resultaba un peso imposible de llevar. Tomó el anillo antes de irse.  Ademas, apreciaba demasiado a su hermano como para tener una pelea con él si, como esperaba, no iba a volver a verlo por mucho tiempo.

Una sonrisa se apoderó del rostro de Luka, aunque ya no había nadie para verla. Era de amargura pero también de tranquilidad.

-Volvere, hermanito. Lo hare. – y luego elevo la voz, gritando -Cuida a mama por mi!-

sábado, 16 de junio de 2012

Familia



Anthony iba adelante como siempre, Donovan sin embargo estaba atrás de su hermana. Iba mirando todo sorprendido, y yo los iba mirando a ellos, ya conocía la ciudad, había vivido allí por más de seis años, y sin embargo, ellos eran mis hijos y no los conocía… me los habían quitado once años de sus vidas, iba a tener que recuperar el tiempo perdido de alguna forma…
Anthony intentó hacer que Donovan fuera más rápido pero sin demasiado éxito, él se frenaba a ver  todo. Anthony se adelantó solo así que le dije:
-Anthony no vayas tan rápido o te vas a perder
-Está bieeeeennnn
Quería llevarlos al parque pero recordé que en esa zona había pasado la batalla, no iba a ser algo bueno para ver, así que fuimos al puerto.
Katherine también iba mirando todo, pero parecía más acostumbrada que Donovan.
-¿Te gusta la ciudad Katherine?
-¡¡Sí!! Antes no me dejaban salir de la fortaleza
-¿No? Pero parece que a vos no te sorprende tanto como a Donovan
-Es que a él no lo dejaban salir de la celda
-¿Vivía en una celda? ¿Lo tenían prisionero?
-Sí
¡Ese infeliz, lo había mantenido encerrado en una celda!
-¿Había hecho algo malo?- le pregunté.
-Es como yo... pero Lucias decía que peor...
-¿Como vos? ¿Y cómo sos vos?
-Era una Flower, los bastardos
Suspiré.
-Ustedes no son bastardos, son hijos míos y de Lythene
-Por eso dije era una Flower
Le sonreí. Tenía que empezar a aprender algunas cosas, que los hubieran criado así no significaba que fueran tontos ni mucho menos.
-Sí... y yo me tenía que ver tan linda como una...- dijo Donovan.
-Querrás decir lindo, y no te veías muy lindo con un vestido debo decir... Pero vamos a solucionar eso hoy…
-¿Otros colores?
-Claro que no, no vas a usar vestidos de niña, un Blackstorm no usa vestidos. Vamos a comprarte ropa dignas de un hombre Blackstorm.
-Está bien
Fuimos al puerto, ver sus caritas de asombro al ver el mar… Lythene, ella se parece tanto a ti… Yo no miré el mar, ya lo conocía, me quedé mirándolos a ellos. Me sentía bastante raro allí, con ellos, ser padre de dos niños de once años de repente, pero no me disgustaba la situación.
Bajaron a tocar el agua, yo los seguí, Katherine me dijo:
-Está muy fría
Y si hubiera tenido el poder para calentarla lo hubiera hecho sin pensarlo.
-Sí, el agua del mar en el norte es muy fría, pero cuando volvamos a casa habrá un baño de agua caliente esperando. Pero todavía nos falta recorrer mucho antes de regresar.
-¿A dónde vamos papa?- le preguntó Anthony- él me había preguntado si podía llamarme así y cómo podía negárselo…
-Creo que es hora de ir a comprar juguetes ¿qué dicen?
-siiii- dijeron a coro Donovan y Anthony.
-Bueno, entonces vamos.
Le pregunté a Selina:
-¿Querés que la lleve yo un rato?
-Está bien- dijo algo reticente a entregármela- pero tene cuidado...
-Ya sé que no estoy acostumbrado a llevar a un bebé pero creo que puedo hacerlo sin problemas
Le sonreí y la besé.
-¿Y vos vas a querer una muñeca?- le preguntó Selina a Katherine.
-Yo quiero una espada- le respondió.
Me empecé a reír hasta que Donovan preguntó:
-¿Y yo puedo tener una muñeca también?
Anthony lo miró muy raro, yo pensé que me hubiera gustado revivir a Lucias para matarlo personalmente…
-¿Que....? ...nunca tuve juguetes… ¿no puedo tener dos cosas..?
-Claro que no tendrás una muñeca, esos son juguetes de niña. Creo que un tiempo o voy a dejar que juegues con Milwyn y Aywin...
Esas dos niñas se iban a divertir con él como si fuera su propia muñeca…
-Vamos a comprarte muchos juguetes, pero muñecas no- afirmé.
-Ah bueno, ¿y que hay además de espadas y muñecas?
-Será mejor que lo averigües por vos mismo, vamos
Fuimos al mercado, sabía que no había jugueteros en la ciudad pero sí varios artesanos que vendían juguetes, caballos de madera, casitas, muñecas, soldados de madera… Jamás me había detenido a mirar siquiera pero sabía que allí estaban.
Anthony miraba las espadas, los mazos y otras armas de juguete, Katherine solo agarró una muñeca y Donovan tenía un dilema ya que quería todo lo que veía…
-Parece que vamos a llevar la muñeca- le dije al vendedor y él asintió.
Donovan agarraba todo y lo miraba, sin decidirse por nada.
Anthony probó varias espadas hasta elegir una, me di cuenta de que entre todas las que había era una de las mejores para usarlas en el entrenamiento. Donovan sin embargo miraba las que eran más de decoración.
-¿Anthony ya elegiste?
-¡Sí! ¡Esta!
-Bueno, hay que agregar la espada- miré al vendedor.
Selina había agarrado una sonaja y Catelyn la miraba fascinada.
-Creo que a Catelyn le gusta lo que elegiste vos, vamos a tener un problema... No hay dos
Me reí y Selina sonrió. Catelyn me tiró de la barba.
-No no no hagas eso...
Catelyn ahora estaba fascinada por mi barba. La tiraba y se reía.
-Voy a necesitar ayuda acá...- y la miré a Selina.
Selina se estiró para agarrarla mientras se reía.
-Parece que le gustan las cosas que brillan- dijo entre risas mirando mi barba desalineada.
-Me vas a tener que ayudar a cortarme la barba... o alguien lo va a hacer por vos pero arrancándola.
Selina se rió aún más.
-Qué bueno que encontrara una profesión de tan joven.
Cuando Catelyn me soltó volví con Donovan, que seguía todavía indeciso.
-A ver si te puedo ayudar con eso.
-Bueno...
Agarré la espada que estaba mirando y me alejé un poco para blandirla.
-Es un poco liviana para entrenar…- le dije.
Muchas veces mi maestro me enseñaba así, me permitía aprender por mi cuenta, así que esperé a que Donovan hiciera memoria entre todas las espadas que había probado si había una más pesada.
-Esa me gusta, y esa, y esa y esa, y esta y esa y esa
Me marcó todas una por una.
-Bueno, pero vas a tener que elegir una…- le dije.
Solté la espada que estaba probando y agarré otra de las que sí podían servir para entrenar. Donovan agarró de nuevo la espada que yo había dejado y dijo:
-¡No ya sé! Esta ¡está quiero!
-Donovan vení te quiero mostrar algo- le dije.
Le tendí la mano para que me diera la espada y tomé las dos. Me arrodillé junto a él y le dije:
-Mirá esta espada, el tipo de madera, es mucho más frágil que esta. Con suerte esta espada va a aguantar dos golpes antes de quebrarse.
Él me miró prestando mucha atención y asintió.
-Esta, sin embargo, es de madera más resistente, no tiene tantos nudos como la otra- le marqué las diferencias para que las viera- Además hay otra cosa que tenés que prestar atención. El tamaño de tu mano y el tamaño del mango, y por último tenés que sentirte cómodo con la espada. La espada y el caballero que la porta tienen que ser uno, la espada es una extensión más de tu brazo- le di la espada buena para que la agarrara- Esto es ahora tu brazo- y le marqué toda la extensión del brazo incluida la espada.
Asintió y la probó, se notaba que nunca había tenido una espada en la mano.
-Pero quiero esa...- dijo señalando la primera. Pensé que todo lo que había dicho era en vano, pero tenía que tener paciencia.
-¿Qué te gusta de esta?- le pregunté.
-Es la primera que papá probó para mí...
No existen palabras para explicar lo que sentí en ese momento, era una felicidad que pocas veces había sentido…
-Bueno, entonces llevaremos esta, para que la uses en el entrenamiento, y esta como recuerdo de tu primera lección para convertirte en caballero ¿Qué te parece?
Asintió muy rápido.
-Siii por favor- dijo abrazándome.
Yo también lo abracé y me quedé así un rato con él.
-Bueno, ahora solo falta que Kath elija la suya- y la miré pero ella no me respondió- ¿No querías una espada?
-Comprale más cosas a Don- dijo negando con la cabeza - él no tuvo juguetes.
Me acerqué a ella y me arrodillé a su lado.
-Sos muy buena, y por eso te voy a regalar una espada, quiero que los dos tengan lo que quieran. No quiero que se priven de nada. Además, vas a necesitar una para cuando empecemos a entrenar.
Asiente y me señaló la espada más grande y ornamentada.
-Quiero esa.
-Es muy bonita, pero no vas a poder sostenerla al principio porque es muy pesada, así que también vamos a llevar otra hasta que puedas con esa.
Busqué una espada de entrenamiento que ella pudiera usar y le pregunté:
-¿Te parece bien esta?
Ella asintió. Me miró con esos ojos celestes, iguales a los de su madre y que me trasmitían la misma paz. Le sonreí y me acerqué para darle un beso en la frente.
Ella me dio un beso también y después de unos segundos de quedarme petrificado por la sorpresa, me incorporé y le acaricié el pelo.
-¿Anthony vos querés algo más?- le pregunté.
-mmmhhh no, estoy bien
-Bueno creo que por hoy eso es todo- le dije al vendedor
-Son 260 peniques.
Le dejé el doble de lo que valía todo, era muy poco por haber hecho esos objetos que hicieron felices a mis hijos.
Fuimos al parque que quedaba cerca de la Fortaleza seguramente era el único que quedaba que no había sido afectado por la batalla.
-Agradezco que Luca me dijo que tenía que hacerme una casa grande
Me reí y por primera vez, después de varios meses agitados, me senté a descansar, sin pensar en nada, solo mirando como Donovan y Anthony corrían por el parque, mirando a Selina jugar con Catelyn y disfrutando de la vista que me daba mi hermosa Katherine.
-¿Te gustan las montañas Katherine?
-Sí
-Nuestra casa está en medio de las montañas, muy alto. Hay que caminar mucho para llegar desde el pueblo, pero la vista desde allí me gustó desde la primera vez…
-Debe ser muy lindo, ¿cuándo vamos a ir ahí?
-Será pronto, primero quiero que conozcan a su tío y tía, y a sus primos. Ustedes tienen cinco primos, hijos de Bandar y Mildred. Milwyn y Aiwin son dos gemelas, tienen ocho años. Christopher es el heredero de la casa y todavía es un bebé, tiene casi dos años. Y tienen dos primitos más de un año que también son gemelos Nathaniel y Beatrix.
-Que familia grande, ¿tenemos que servirles?
-Claro que no, ellos son nuestra familia. Ya no vas a tener que servir a nadie, solo vas a tener que preocuparte por jugar, divertirte y estudiar. Podés ayudar también con las tareas de la casa, pero solo las que quieras hacer y que te gusten. ¿Te gusta cocinar?
-Nunca cociné.
-Quizás te guste, a tu mamá le gustaba. Anthony y yo cocinamos a veces, y Selina también, cocina muy bien. Selina y yo te podemos enseñar si querés.
-¿Vos sabes cocinar?
-Sí, no es mi mejor cualidad, pero cocino
-¿Y cuál es?
-Eso no estaría bien que lo diga yo, espero que con el tiempo me conozcas y puedas descubrirlas- le sonreí- Como yo también espero conocer las tuyas. Me dijiste que te gustaba cantar…
-Sí, me gusta, Lucias decía que tenía la voz de mi madre
-¿Cantarías algo para mí?
-¿Que querés que cante?
-¿Sabés la canción del Sol y la Luna?
Esa canción le gustaba mucho a Lythene, pero ella negó con la cabeza, parecía no conocerla.
-Bueno entonces una que te guste a vos
Empezó a cantar una canción que conocía y sabía que era de los Frey. No me molestó, era lo que le habían enseñado. Cuando ella terminó de cantar yo empecé a entonar la canción del Sol y la Luna, ella me prestó atención.
-Cantás feo
Eso me hizo reír mucho.
-Sí, tu madre decía lo mismo
-A ver, cantá "ahhhh"
Le hice caso y escuché a Selina reír por lo bajo, trató de disimularlo pero no lo consiguió.
-¡Hey! no te rías, estoy tratando de aprender a cantar...
-No hables- y me pegó un golpecito en la rodilla- ahora "do"
Sabía la técnica eso significaba que le habían enseñado a cantar.
-doooo
Ella me empezó a enseñar y cada vez que me distraía mirando a Anthony o a Donovan me daba un golpecito para que me volviera a concentrar.

Cuando emprendimos el regreso a casa Selina me dijo:
-Vas a terminar siendo todo un bardo
-¿Te parece? Quizás tenga habilidades que nunca creí tener- la miré a ella y después a la bebé- Parece que vos también.
Selina le dio un beso a Catelyn.
-Yo puede ser, pero vos aúllas como perro.
-Bueno, algo malo tenía que tener.
Ella se rió y sin que ninguno de los nenes lo noten me agarró el trasero.
-Es verdad, tenés otras cosas que lo compensan
Me reí y la besé, Catelyn aprovechó para agarrarme la barba.
-Cate no hagas eso... Creo que hay alguien que le gusta demasiado mi barba…
-Sí a mí- dijo Selina y me volvió a besar- esta noche no te salvas por más hijos que tengas.
-Y quiero tener uno con vos así que me voy a esforzar
-¿Un qué?- preguntó Anthony.
-Un hijo
-¿y cómo tenés uno?
Me quedé pensando un rato… no sabía bien que responder así que inventé algo.
-Un cuervo lo trae de la Ciudadela- dije tratando de sonar lo más convincente posible.
-¿¿Pero los cuervos no se los comen??
-Claro que no, los entrenan especialmente.
-¿Quién los entrena?
Selina se divertía escuchando mis excusas.
-Los entrenan los maestres
-¿Y de dónde sacan los maestres los bebes?
-Me temo que eso no lo sé, no soy un maestre, habría que preguntarle a Luca
-¡Bueno!
Pensé que hasta que viéramos a Luka seguramente se iba a haber olvidado y sino… bueno, era problema de Luca.

En el estudio de Bandar


Estudio de Bandar Blackstorm. Cuatro personas se acomodan para discutir un asunto importante. De un lado del escritorio estaban Bandar y su esposa, Mildred. Frente a ellos se encontraban el senescal de la Casa, Allister Tylor, y Lady Mailen Jeyny. Arriba de la mesa había planos del territorio Blackstorm, y una maqueta sencilla con la forma de un poblado. Bandar explicó el asunto.
-Bueno, los he llamado aquí por un tema que es importante. Quiero sus opiniones sinceras. Voy a fundar una nueva urbanización, y necesito nombrar un gobernador. Por un lado, pensaba en Allister, quién ha sido senescal de la Casa con un éxito increíble. No querría desprenderme de él, pero me gustaría honrar su servicio. La pregunta es si él quiere. Por otro lado, a Lady Mailen le prometí que su hijo sería un noble a mi servicio. Pero tengo miedo de que ella no tenga la fuerza suficiente, no por ella misma, sino por la dificultad de la tarea, para ser regente hasta que Robin asuma la gobernación. A su vez, ambos son caros a mi corazón y realmente no deseo desprenderme de ambos, pero quiero cumplir promesas y honores. Espero que entre los cuatro podamos determinar el mejor curso de acción. ¿Ideas?
Allister fue el primero en tomar la palabra
-Mi señor, siempre he vivido en Trono... me encantaría cumplir vuestras ordenes si es que así lo dispone... pero mi hogar esta aquí, junto a usted, la dama y los niños.
Mailen no obstante tenía una expresión de asombro descomunal. De repente, todo lo que estuvo buscando estaba al alcance de su mano, dejar de ser una "dama de corte" para convertirse en una Señora, con tierra para administrar, y un legado para su hijo.
Mildred tomó entonces la palabra.
-Mailen, creo que va a ser algo muy bueno para vos y tu hijo, aunque me va a doler tenerte lejos
Mientras la sorpresa de Mailen seguía, Bandar finiquitó el asunto.
-Bueno, entonces no hay más que decir, si Mailen está de acuerdo, me encantaría nombrar a Robin gobernador de Cairn de los Ríos, mientras su madre ejercerá la Regencia hasta que Robin tenga la edad para asumir el cargo.
La joven, en un acto sincero, cruzó el escritorio que la separaba a ella y a Allister de Mildred y Bandar para abrazar a su señor. Allister habló nuevamente
-Es usted muy generoso mi señor, no me sorprende que la gente lo quiera tanto.
Bandar rio ante la alegría de la chica. Y le devolvió el abrazo.
-Jajajaja tranquila niña, te lo había prometido. Y has sido siempre una persona leal y amable.
-¡Gracias, gracias!
Mildred, en un pequeño acto de celos, cortó el abrazo poniendo sus manos en los hombros de Mailen. No le gustaba que ninguna mujer estuviera demasiado cerca de su marido.
-Bueno, ahora bien. ¿Quién te va a acompañar? Necesitamos gente de confianza que te ayude a poner orden si es necesario- dijo Bandar.
A lo que Mildred acotó además
-Más te vale que les dejes algo a las niñas o no te van a dejar irte...
Mailen esbozó una sonrisa tímida. Sabía que las niñas la iban a extrañar. Pero estaba pensando en su futuro y se le ocurrió una idea.
-Kevan se va a casar...
Se hizo un breve silencio.
-Kevan podría asistir a Mailen, pero no sé si se querrá mover de Altar- replicó Bandar- En todo caso, a Lyanna le quedaría más cerca de Winterfell.
-... Si puede ser él mejor... sino Ser James...- respondió Mailen
-No se, podríamos preguntarle a Frank si esta dispuesto a dispensarse de un par de caballeros para asistir a Lady Mailen. Pero sí, serían una excelente opción- afirmó Bandar.
-Pero si es Kevan mejor...- Mailen mantenía firme su pedido
-Milady Mailen, no debe usted apegarse tanto a un hombre casado...- acotó Allister.
Mildred se acercó a Mailen, puso ambas manos en su rostro, en una dulce caricia y dijo
-¿Y? ¿Hay algún muchacho que te interese?
Bandar dedicó una mirada entre divertida y cómplice a Mailen
La chica perdió algo de su compostura y dijo
-Eh... no me preguntes esas cosas... No frente a Bandar...
El señor, con algo de buen tino, esbozó:
-Bueno Allister, amigo, me ha sorprendido tu decisión, así que abriremos un buen vino, alguno de esos importados que guardamos para eventos especiales, y nos iremos a comer algo rico que haya hecho tu madre mientras las damas discuten. En ese instante se paró, le pasó el brazo por la espalda a Allister y salieron del estudio.
-Señoritas, saludos- dijo Bandar mientras cerraba en parte la puerta.
-Pero... -esgrimió Allister, que quería ver la escena.
Afuera, los dos hombres no se alejaron nada del estudio
-Deberíamos habernos quedado mi señor....
-Shhhh... Igual nos vamos a clavar el vino, pero luego de escuchar esto- dijo Bandar susurrando.
La conversación se escuchaba relativamente bien
-¿Y? ¿Quién te gusta?
-No sé...
-Si que sabes, te conozco bien Maily, larga
-Pero... no sé
-Si que sabes, deja de hacerte la tonta
-¿Entonces para que me preguntas?
-¡Porque vos sabes que esta mal! Tenes que ir largando, ¿No queres un papá para Robin?
-Sí... pero....
-Aghhh, ¿Pero qué, Maily?, ¡¿Pero qué?!
-Es temperamental a veces...- Allister acotó una obviedad
-A ver como sigue esto- dijo Bandar
Ambos siguieron escuchando el diálogo
-Pero es que lo quiero de verdad....
-Ay Maily ¿Qué se te metió en esa cabeza tuya? Ya pasaron más de dos años y seguimos en las mismas
-Pero ya no estoy casada... ¿Eso no es mejor?
-Sos una tonta.
Allister volvió a acotar
-Esta chica no aprende más...
-Está enamorada... todas están enamoradas de Kevan parece... me supera. - afirmó Bandar
-Lo dice como si usted a su edad no hubiera tenido ese efecto en las damas
-Bueno... pero esto no pasa por mí
La puerta se abrió de repente y apareció Mildred. Bandar intentó dibujar una respuesta, con consecuencias bastante risibles.
-¿Cómo que no hay más de ese vino de Roble Viejo? ¡Millie! ¡Alguien se tomó el vino especial ese! ¿Vos sabes algo?
Mildred enarcó una ceja.
-¿Qué vino especial de Roble Viejo? ¿Tenes una bodega en el mismo piso que tu estudio?
-No, no... Venía a preguntarte porque quizás vos sabías algo- si no hubieran conocido a Bandar, le hubieran creído
Ella dedicó una caricia a la cabellera de su esposo
-Ya voy a hablar con vos a la noche...- afirmó- -Y vos trae ese vino especial- le ordenó a Allister
-¡S...sí!
Allister salió despavorido.
-¡Bueno, brindemos por las buenas noticias!- atinó Bandar
Mildred dio un suspiro y luego besó dulcemente a su esposo.
-Sos un nene a veces...
Mientras Mailen reía.

viernes, 15 de junio de 2012

El Santo Septo


-Septo Reed! – llamo una muchacha al entrar en una enorme torre –Septo Reed!!... este tipo siempre en su torre… y siempre me mandan a mi a buscarlo… podrían mandar a uno de los chicos de la cocina a buscarlo….
Kara

El templo era enorme, casi una catedral… solo le faltaba el nombre para serlo, y el Gran Septo Reed era quien la dirigía, la chica de pelo rojo subió y subió por las interminables escaleras en caracol, más arriba las campanas empezaban a sonar.
-Kara, mi niña – Un hombre con el pelo pajoso y las ropas blancas sorprendio a la muchacha
-Su gracia… la señora lo manda llamar…
-Debe querer discutir algo sobre la boda – le contesto mientras la devoraba con la mirada, sin el menor intento por ocultarlo.
-Su excelencia… si no tiene nada en que lo pueda ayudar… debería volver a mis tareas…
-No no… Esta bien, yo iré con la señora en cuanto termine con unas cosas aquí arriba..
-Si mi señor…

Gran Septo Reed


La muchacha ni bien pudo empezó a bajar rápido por las escaleras… ¿Qué tenía tan ocupado al septo allí?, pasaba mucho tiempo en esa torre… No importaba, no iba a ser ella quien fuera a averiguarlo, ahora… él debía estar en los jardines, si le llevaba algo de comer seguro se iba a alegrar…

En los Jardines de las Flores


Elaine estaba sentada en uno de los hermosos jardines del castillo de su padre, no muy lejos Joan y Grace cortaban algunas flores y armaban pequeños arreglos y coronas.

Jardines

-¿El norte es muy diferente? – le pregunto Grace a Elaine mientras buscaba una flor blanca que entrelazar con el resto.
-Mucho, no hay casi punto de comparación… estos jardines no existen, solo en algunos lugares llegue a ver algo similar… la gente es más bruta… en algunos lugares son casi barbaros sin ley…
-¿Esa gente es la que va a venir…? – Grace miro las flores del jardín mientras preguntaba, ya imaginándolas una tierra infértil y quemada.
-Por supuesto que no, van a venir los Starks que son los lores del norte, como mi tío de aquí, y va a venir un grupo de sus vasallos, los Blackstorms que es con los que estuvo Kevan hasta ahora, son a quienes les mandamos la gente para ayudarlos con sus tierras... – Elaine se mantuvo callada un rato pensando, hacía memoria a su viaje y lo que había visto y vivido en el norte – Pero… tiene sus cosas buenas.



A lo lejos se escuchaba el sonido de espadas de maderas se escuchaba, un joven rubio ataviado con los colores verdes de la familia Tyrell peleaba con un hombre fornido, de vestimenta negra.

Un golpe, dos, el hombre solo se defendía, otro más, el guerrero empezó a reír.
-No esta mal, pero estarías muerto Thomas – le dijo el guerrero al muchacho al momento que le sujetaba la mano y le ponía la espada al cuello, luego le dio un empujón hacía atrás y el muchacho volvió a la carga con su espada.
-¿Te importa si me siento?, ya no estoy tan joven – le dijo al muchacho mientras se sentaba en una de las paredes bajas del jardín, más golpes, el guerrero no tenía problemas en manejar al impulsivo muchacho – Pelea con la cabeza, no te dejes manejar por la frustración o la ira, pénsa lo que estas haciendo.

Lord Thomas


Por un momento Thomas escucho a su maestro y paro un poco los embates para ver la tecncia de su maestro y pegar mejor.

-Bien Thomas!, estas mejorando!, así, observa a tu rival… -el maestro hizo un movimiento y el joven quedo en el piso – Pero seguirías muerto.

Mientras esperaba que el muchacho se levantara empezó a servir un cáliz con vino, solo tuvo que hacer un pequeño esfuerzo para volver a bloquear los ataques del joven, luego de saciar su sed le dijo –Estupendo, pero con menos emociones - el maestro hizo una finta con su bloqueo y dándole una patada en el trasero a Thomas, el muchacho volvió al piso, lo que hizo reír a algunas doncellas que observaban - Nadie puede vencer desde el suelo Thomas – le dijo mientras volvía a tomar de su vino.

Ser Bowen


Mientras el maestro esperaba que Thomas se limpiara un hombre a caballo en armadura se les acerco, no portaba los colores Tyrell y parecía alguien de rango, en cuanto Thomas lo vio corrió hacia él.

-¡Los bandidos se resisten!
-Siempre se han resistido mi buen Thomas, pero ahora se rebelan – y luego dirigiéndose hacia el maestro – Ser Bowen, Lord Kalian los llama, y a sus tropas.
-No es noble aplastar a hombres desesperados…
-Son cerdos traidores, el Lord ordena, trae a tus hombres Bowen – y así como llego, el caballero se fue.

Ser Ron


-Me gustaría ir – le dijo Thomas al ver la cara de su maestro
-No digas eso
-Si lo quiero, solo para verte en acción Bowen, tu espada sería la más afilada de todas
-Mi espada no es para la masacre de tu padre
-Es mi padre, y es el señor de estas tierras
-Sí… pero cuando tu seas un señor no olvides este día, y la diferencia entre batalla y carnicería y no olvides lo que te enseñe, entonces serás un gran señor

El muchacho miro a su maestro y le dijo –Te lo prometo maestro, seré un mejor señor 

jueves, 14 de junio de 2012

En el castillo de las flores


El sol entraba apacible en un enorme salón de piedra y madera, los enormes tapices verdes ondeaban en las paredes acompañando una leve briza que junto con la luz del sol pasaba por las ventanas. El salón, preciosamente decorado con muebles de madera y coloridas flores, se encontraba prácticamente vació, en un rincón dos músicos alegraban el ambiente con suaves tonos y en otro una sirvienta arreglaba las flores mientras un hombre no muy mayor estudiaba de pie varios mapas dispersos sobre una enorme mesa, sobre ellos había dispersos varias figuras de marfil de distintas formas y colores, rojos, amarillos, verdes, negros… Inmerso en sus pensamientos el mundo a su alrededor no era más que una visión borrosa a la que no prestaba atención, vestía de forma simple comparada con la de los sirvientes, vestía un tabardo verde con pequeños detalles en oro, casi imperceptibles, y una enorme capa verde que lo envolvía, la única flor Tyrell que llevaba era pequeña y la formaba el broche que unía ambas partes de su capa.


Un guardia  se acercó al señor cruzando el salón, una vez cerca puso su rodilla en el suelo y le hablo -Mi Lord Kelian, llego un mensajero de la guarnición norte, parece urgente – Kelian sujeto con fuerza la figura entre sus manos, seguro eran malas noticias.


Unas habitaciones más allá una hermosa mujer rubia y piel blanca miraba por una ventana hacía los campos que se extendían lejos de su castillo, vestía una túnica negra casi transparente, solo tapando allí donde los complicados detalles obstruían apropósito la visón. Detrás de ella dos sirvientas en hermosos vestidos rojos sacaban brillo a una serie de joyas mientras otra muchacha preparaba un enorme baño lleno de pétalos de flores.

-Lady Liz… el baño ya esta listo
-Gracias, pueden retirarse



Las sirvientas obedecieron, la señora no estaba de buen humor, una vez fuera las dos más jóvenes fueron a guardar las joyas a los aposentos de la señora.

-¿Por qué estará tan molesta?
-Parece que hace mucho que no esta con el señor…
-Eso son tonterías de las cocineras, ¿Cómo no va a estar con él siendo tan linda?
-A algunos hombres les interesan otras cosas además de una cara bonita Grace

Grace continuo un rato más en silencio, ¿Qué podía ser más importante que ser bonita?, ¿y como su hermana sabía algo como eso?

-No seas tonta Joan, es lo que termina importando
-Grace, con el tiempo las cosas cambian y lo físico no es lo único
-¿Y como estas vos tan segura de eso?
-Porque presto atención, vos también deberías
-Yo siempre presto atención, ¿no ves lo linda que estoy y como arregle los detalles del vestido?, es como el de las demás, pero único, ¿no te fijaste?

Joan la miro un rato, haciendo de cuenta que juzgaba… su hermana era tan infantil para su edad..

-Sí, esta precioso
-Viste!!


miércoles, 9 de mayo de 2012

Donovan y Katherine


Si hay un dios de los Siete al que nunca creí que iba a orar era al Padre.
Estuve diez años de mi vida pensando que jamás iba a poder cumplir mi sueño de tener hijos…
Y aquí estoy, luego de conocer a mis dos hijos, a los gemelos que Lythene me dio… luego de conocer a una bebé que estuvo a punto de morir por la guerra contra los espectros y los bárbaros. Aquí estoy, orando al Padre.
“Padre, dame la fortaleza para poder criar bien a estos niños, para darle una vida a Catelyn, para que Anthony crezca en un hogar, que más que un maestro me considere su padre, así como yo consideré mi padre a mi maestro. Pero más te pido fuerzas para ayudar a Katherine y a Donovan, les hicieron mucho daño a ambos, no sé si irreparable… quiero que de ahora en más los dos vivan felices, que puedan aprender lo que es el amor de una familia. Para eso voy a necesitar fuerza, y paciencia, y seguramente ayuda…”
-Selina, vamos a orar juntos, al Padre y a la Madre.

*****

Lo primero que hicimos fue buscar ayuda de una nodriza. Catelyn todavía necesitaba amamantar y Selina todavía no podía alimentarla, al menos no hasta que tuviéramos un hijo de los dos. Bertha fue la elegida. Ella estuvo feliz de poder venir con nosotros, le gustaban mucho los niños. Su esposo había muerto y ella tenía que cuidar a su hijo, al que los Siete no lo habían dotado de todas sus capacidades, quizás con algún extraño designio.
Cuando le pedimos a Bertha que viniera a vivir y a trabajar con nosotros enseguida aceptó.

La primera noche fui a acompañar a los niños a sus habitaciones. Les habían preparado dos recámaras, una al lado de la otra. Cuando le dije a Kath que esa era su habitación solo dijo:
-Nnno....- y muy tímida abrazó a su hermano. Me arrodillé a su lado, no demasiado cerca y eso me dolió, pero no quería que tuviera miedo, habían pasado muchas cosas ese día…
-¿Tenés miedo de dormir sola? ¿Preferís dormir con Donovan?- le pregunté.
Ella asintió y hundió su cara en el pecho de su hermano. Él la abrazó protector. Me hubiera gustado abrazarlos a los dos en ese momento pero solo les sonreí y dije simplemente:
-Está bien. Esta habitación es la más grande, pueden dormir aquí. No tengas miedo.
Me espió de soslayo con un ojito, aún tímida.
-Está bien, gracias señor Frank- me dijo Donovan.
-Sos muy valiente Donovan- dije y le acaricié el cabello- Pero no me digas señor, me hace sentir viejo- le sonreí.
Apoyó su cabeza a Katherine y dijo en voz muy baja:
-¿Papá?
No hay palabras para describir lo que sentí en ese momento, que él me dijera papá… Y noté que nunca le había dicho a alguien así, era la primera vez que alguien me decía así y seguramente era la primera vez que él podía llamar a alguien padre.
Le di un beso en la frente y les dije a los dos:
-Me encantaría que me digan papá- nunca los iba a obligar a llamarme así sino querían, pero me sorprendió demasiado que él lo hiciera desde el primer día- Para mí también es nuevo- le sonreí.
-Nunca tuvimos uno... no es fácil...
-Hay ropa de dormir a los pies de la cama, estaré cerca si me necesitan- y les señalé la puerta de mi habitación.
Katherine empujó a su hermano a la habitación, los dejé que se acomodaran a su gusto, y me quedé en la puerta, esperando no escuchar más sus voces. Katherine le estaba enseñando a Donovan cómo vestirse. Quería entrar y estar con ellos más que nada en el mundo, pero también sabía que tenía que tener paciencia con ellos. Y decidí esperar.

Fui a ver a Anthony, ya estaba dormido, la sábana y la manta estaban todas desparramadas. Lo tapé para que no tuviera frío y fui hacia la última habitación, la de Catelyn. Estaba dormida pero cuando entré se despertó. No lloró, solo me miró con esos ojos celeste cielo; la levanté  y ella levantó las manitos para tocarme la cara. Me quedé con ella hasta que el sueño la volvió a vencer y con cuidado la dejé otra vez sobre la cama.
Cuando entré a mi habitación Selina dormía, las mantas estaban más desparramadas que las de Anthony. Me acosté a su lado y nos cubrí con ellas. El sueño no tardó en vencerme a mí también.

*****

A la mañana siguiente estaba tan cansado del día anterior que me desperté cuando Selina me llamó, estaba asustada.
-Selina... ¿qué pasó?- le pregunté todavía algo dormido.
-Frank tenemos un problema...
-¿Uno solo? ah bueno, me quedo más tranquilo...- me levanté y me empecé a vestir.
Selina me acercó algo para tomar de una bandeja. Era una bebida caliente de hierbas.
-Son Donovan y Katherine... bueno... más Donovan que Katherine en realidad...
-Tranquila, contame que pasó
-Creo que es mejor que vos lo veas...
-Bueno, vamos.
La habitación de ellos estaba muy cerca así que no tardé mucho en llegar. Escuché a Katherine llorar y la voz de Bertha que ya parecía estar perdiendo la paciencia:
-¡No se pueden vestir así! ¿En que estaban pensando?
Katherine se había vestido con las ropas que correspondían a Donovan y él tenía puesto el vestido que era para Katherine. Bertha intentaba sacárselo sin demasiado éxito.
-Tranquila Bertha- le puse la mano en la cabeza a Katherine y le dije tratando de calmarla -No llores…
Selina la levantó en brazos y le dijo en voz baja:
-No pasa nada…
-Yo me encargo a partir de ahora Bertha, gracias.
-Está bien señor... iré a ver a Catelyn
Donovan no estaba llorando, pero estaba sosteniendo el vestido para que no se lo saquen.
Decidí que era mejor ir a la pregunta básica. Me senté en la cama cerca de él y le pregunté:
-Donovan, ¿por qué no querés sacarte el vestido?
-Porque no... me gusta…
-Pero los hombres no usamos vestidos, ¿viste a algún hombre usarlos?
-No... pero Lucias me decía que me quedaba lindo y nos daba de comer cuando nos vestíamos así...
Ese maldito, no tenía que dejar que la ira que sentía por él se reflejara en mí, o los niños iban a pensar que estaba enojado con ellos.
-Claro que no te queda lindo, a los hombres no le quedan bien los vestidos... Y yo no voy a pedirte que te pongas vestidos para darte de comer. En mi casa van a comer cuatro veces al día, como todos nosotros.
Se frotó los ojos, ya estaba por ponerse a llorar. Le acaricié la cabeza.
-Pero Ser Lucias me decía que tenía que vestirme así como...- estas palabras las repitió como un autómata, pero después me observó detenidamente. Yo esperé que hablara él.
-… Como un Blackstorm...- terminó la frase algo desorientado.
-Bueno, las mujeres Blackstorm sí usan vestidos, pero no los hombres ¿Puedo ayudarte a sacarlo?
-Pero... me gusta... es lindo... tengo que vestirme así ¿no te gusta papa? ¿No me queda lindo?- me miró expectante.
-Claro que no me gusta, sos un hombrecito no una señorita, y claro que no tenés que vestirte así ¿Te imaginás como se vería un caballero en armadura con un vestido?- me reí con solo imaginarlo, pero Donovan se puso a llorar.
-Papá se va a quedar solo con Katherine, mi papa no me quiere…
Casi al instante Katherine se puso a llorar en los brazos de Selina. Esto no iba a ser fácil…
-Claro que te quiero, no llores- me arrodillé a su lado y lo abracé.
-Lucias tenía razon... soy solo un bastardo inútil...
-Claro que no sos un bastardo, y tampoco sos un inútil, todos sabemos hacer algo, y si no sabemos, lo aprendemos. Tanto vos como Katherine llevan a ahora mi apellido. Vos sos Donovan Blackstorm y ella es Katherine Blackstorm y son nuestros hijos.
Poco a poco se fue calmando.
-Bueno, entonces ¿me vas a dejar ayudarte con ese vestido?
-Bueno....
Lo ayudé a sacarse el vestido y mirando a Katherine le dije:
-Donovan va a necesitar esa ropa
Katherine negó con la cabeza y se abrazó fuerte a Selina.
-¿No te gusta el vestido?
Volvió a negar, tenía la cara pegada al cuello de Selina así que solo le vi la nuca cuando negó.
-Pero si no le das la ropa a Donovan no se va a poder vestir. Voy a tener que ir a buscar más...
Ella asintió, sin moverse de la posición en la que estaba.
-Bueno, está bien, ya vuelvo
Escuché la risita de Selina cuando me estaba yendo y sonreí. Había sido difícil, pero al menos había logrado que Donovan se sacara el vestido… Iba a tener que comprar más ropa.
Por suerte conseguí algo rápido y volví a la habitación.
-Conseguí más ropa, voy a tener que conseguir más. Lástima que Katherine no quiera usar este hermoso vestido...
-No, está bien... puedo usar el vestido…- dijo Donovan que parecía que no quería que gaste en él.  -Claro que no, no vas a usar más vestidos a partir de hoy.
-Pero... pero....
-Nada de peros
No había nada que discutir, si tenía que ordenárselo se lo iba a ordenar, no iba a dejar que volviera a usar vestidos de mujer. Me costó un poco ayudarlo a vestirse pero lo logré después de un rato.
-Es incómodo...
-Ya te vas a acostumbrar, es mucho más cómodo para entrenar o para cabalgar usar pantalones
-¿Tengo que ponerme algún moño o atarme el pelo?
-Claro que no, eso es para las niñas. Veo que no salían mucho...
Él negó con la cabeza. Evidentemente era así ya que si no hubiera sabido que los hombres no se vestían así.
-Quizás podamos ir a pasear hoy por la ciudad ¿Les gustaría?
-siiiiiiiiii!!!!! Lucias no nos dejaba salir de casa…- a los dos se les iluminó la cara.
-Eso no está bien, vamos a ir a desayunar y después vamos a ir a pasear.
-sii!!
Le tendí la mano a Donovan y él la agarró. Y así bajamos las escaleras.
Anthony estaba sentado a la mesa. Bertha ya había servido la comida.
-Buenos días Anthony.
Le acomodé la silla a Selina y después a Katherine.
-Buenos días maestro, ¿ahora si puedo comer?- le preguntó instantáneamente a Bertha.
-No, espera a que todos se sienten
-Buhhh
Esperé que Donovan se sentara y yo me senté último. Iba a prestar atención, esperaba que al menos el muy infeliz les hubiera enseñado a comer con cubiertos. Por suerte ambos sabían comer bien.
-¿A dónde vamos a ir?- preguntó Katherine.
-Vamos a ir a pasear por la ciudad, podemos ir al mercado, o al parque, o a la fortaleza ¿dónde te gustaría ir?
-¿Un parque?, ¿qué es eso?
-Un parque es un lugar verde con árboles y flores dentro de una ciudad
-Perdón... - dijo avergonzada por su ignorancia- no nos dejaban salir...
-No tengan vergüenza de preguntar, Selina y yo estamos para responderles todo lo que no sepan o necesiten saber. Tienen que aprender de Anthony, él siempre pregunta todo.
-Está bien.... ¿vamos a aprender a escribir?
-Claro que sí, a leer y a escribir
-¡Yo sé bordar muy lindo!- dijo Donovan.
-Vamos a dejarle el trabajo de bordar a las mujeres, seguramente te interesará más aprender a cabalgar, o a manejar una espada.
Y recordé que el día anterior había estado luchando con cucharas de madera con Anthony. Si era hijo mío seguramente las espadas le iban a interesar más que el bordado, solo había que mostrárselo.
-sí!!! ¿no voy a tener que ir de noche no....?- preguntó con algo de miedo.
-¿Ir de noche a dónde? Los niños deben dormir de noche.
-Ah está bien, voy a dormir muy bien.
No podía preguntarle nada de eso en la mesa, esperaba que el daño que le hubiera hecho Lucias no fuera irreparable…
-Entonces vamos a ir primero al mercado, así de paso compramos un poco de ropa para todos. También podemos ir a ver el mar…
-siii!! quiero una espada!- dijo Katherine.
Era hija mía no me sorprendió que quisiera una espada en lo más mínimo.
-y y y yo.... ¿juguetes...?- se animó por fin a decir.
-Claro, juguetes, pero nunca compré juguetes así que me van a tener que ayudar
-¡Yo lo ayudo maestro!- enseguida Anthony se sumó ya que al parecer no quería ser el único en quedarse sin nada.
-Y vamos a conseguir espadas de entrenamiento para los dos, Anthony ya tiene. Bueno, pueden ayudarme los tres.
-Maestro...
-¿Qué pasa Anthony?
-¿Por qué le dicen papa? ¿le puedo decir papa?
-Podés decirme papá si querés, pero el entrenamiento va a seguir siendo igual de duro- me reí.
-Está bien no me molesta, siempre quise un papa.
-Y yo siempre quise tener hijos y ahora tengo cuatro… Bueno, cinco con Kevan… Y seguramente vamos a tener más, así que van a ser muchos hermanos.
-sí!!!- gritó Anthony, pero Katherine y Donovan se miraron.
-Y ustedes los van a tener que cuidar porque van a ser más chiquitos, como van a tener que cuidar a Catelyn.
-¿No vamos a tener que pelear por la comida... no...?- preguntó Katherine.
Iba a responder pero Anthony fue más rápido.
-¡No! siempre hay, y cuando no hay mama siempre caza algo.
La miré a Selina pero ella estaba muy concentrada viendo como Bertha amamantaba a Catelyn.
-Claro, Anthony tiene razón, nunca les va a faltar comida ¿Dónde más les gustaría ir? Podríamos caminar por la costa, ¿les gusta el mar?
-¿Qué es el mar?- preguntó Donovan.
-Si!! Es como un río grande Donovan.
-ahhhh ¿¿eso que es como una pileta que no se ven los bordes de dos lados??
-Es mucho más grande que un río, se extiende hasta el horizonte, y el agua es salada. El agua del mar no se puede tomar, pero es muy lindo ver las olas a lo lejos. Vamos a ir al Puerto así lo pueden ver- la miré a Selina y le pregunté -¿Llevamos también a Catelyn?
-Bueno, yo la llevo- y tomó a la bebé de los brazos de Bertha.
-Bueno ¿vamos?
Como Selina iba a llevar a Catelyn le tendí la mano a Katherine. Me miró como si me estuviera preguntado “¿realmente puedo confiar?".
-Podés confiar en mí- le dije y le sonreí.
Ella no dijo nada, pero me siguió, sin soltarme la mano.

(continuará...)