martes, 27 de diciembre de 2011

Frank: Withewing

Mailen

Hacía bastante tiempo que no me preocupaba por nada, pero esto me tenía bastante entusiasmado, poder ver a través de los ojos de Withewing era algo que me interesaba bastante… y ahora que sabía que no era producto del alcohol quería saber cómo había pasado, o mínimamente cómo podía sacar provecho de esa extraña situación.

La biblioteca de la fortaleza estaba en uno de los puntos más altos, y era además donde la Señora tenía su estudio. Era una noche de tormenta, el agua golpeaba con fuerza en los ventanales. Afuera hacía mucho frío.

La sala era un lugar espacioso, con dos libreros atiborrados de libros y algunos pergaminos, la habitación estaba alumbrada con velas. Mailen se estaba encargando de encenderlas cuando llegué. Sobre un pequeño escalón, y en una de las esquinas semicirculares estaba el escritorio donde la Señora estaba trabajando y a sus espaldas la ventana de vidrio traslucido y claro ahora oscura por la noche.

Para calentarse había tres braceros distribuidos por la sala, uno en el centro, otro cerca de donde estaba el escritorio y otro más cerca de la puerta.

-Mailen, disculpá la interrupción, ¿sabrías donde puedo buscar información sobre cuervos blancos?

-Mmmh, ¿cuervos blancos?, ¿como el tuyo?... creo que hay algo en uno de los libros que mandó el hermano menor de Bandar... - terminó de prender la última vela de un candelabro y se acercó al librero a revisar.

-Sí, como el mío, quiero saber por qué me sigue…

Mailen se puso a revisar los tomos, algunos bastante grandes, mientras Mildred seguía mirando unos pergaminos que tenía sobre el escritorio.

-Ah!, acá esta... es un libro sobre la ciudadela en King's Landing... - dijo acercándose con el libro, que casi era más grande que ella- acá leí algo sobre cuervos y cuervos blancos, pero muy por encima, prefiero las historias que les puedo contar a las nenas... -dijo y me lo extendió - hablando de eso... creo que también hay un cuento que habla de los cuervos blancos... - dijo volviendo la mirada a la otra biblioteca.

Levanté el libro que para ella debía pesar una barbaridad, era gigantesco, viejo y lleno de polvo y marcas de vino, aún así lo había levantado casi sin problemas.

-¿Por qué tanta curiosidad de golpe por el cuervo? - me preguntó Mildred - lo tenes desde que te conozco y nunca le diste mucha importancia.

-Me gustaría leer ese cuento, a veces en ellos hay algo de verdad… - la ayudé iluminando con la vela, pero cuando Mildred habló dejé la vela para que diera luz cerca de Mailen y me senté con el libro cerca de ella.

-¿Prometen no creer que estoy loco si se los digo? Aunque seguramente ya creen que lo estoy así que no sería mucha diferencia…- me reí un poco- Creo que cuando duermo puedo ver lo mismo que ve Withewing.

Abrí el libro como restando importancia a lo que estaba diciendo.

-¿¿Ves a través de tu cuervo??- me preguntó Mailen totalmente emocionada acercándome un pergamino que parecía de escritura bastante reciente - este es el cuento, lo escribí tal cual me lo contaron cuando era más chiquita.

-A estas alturas Frank... lo único que me sorprende de vos es las cuentas que me llegan de la taberna... y pensar que antes solo era una pequeña posada y ahora es uno de los edificios más grandes del Trono...

Debí suponer que Mildred iba a aprovechar ese momento para echarme en cara mis gastos en la taberna…

-No estoy seguro pero creo que sí… Gracias- le dije a Mailen y después la miré a Mildred no tenía sentido querer escapar de esa situación- Sí, el tabernero es buen amigo mío, creo que le caigo bien… Pero supongo que como solo gasto en la taberna compensa con lo demás…

Mildred me sonrió

-Por supuesto, pero... ¿hace cuánto que te pasa eso?, ¿no será la cerveza? – dijo riéndose un poco.

Mailen se sentó a mis pies, y me miró extraño, parecía como si quisiera ver si me salía algo mágico de los ojos. Era una niña, sino quizás hubiera intentado algo, pero me iban más las experimentadas, no como a mi primo que las prefería jóvenes.

En el libro había un apartado sobre los cuervos de la ciudadela, sobre cómo criarlos, cómo educarlos, teorías de porque podían imitar la voz humana… después de un rato encontré una nota sobre los cuervos blancos:

"Estos cuervos de plumaje blanco no son como la mayoría cree simple cuervos albinos. Al parecer son parientes de los cuervos normales, su plumaje y pico son blancos y son considerablemente más grandes que sus primos, además presentan una inteligencia notablemente superior a los cuervos normales (incluso una vez uno uso una llave para abrir su jaula!)... Estos cuervos son extremadamente raros, y solo son criados la torre de los cuervos en la ciudadela, estos cuervos son utilizados por los Maestres cuando llega el Invierno."

-Por eso no se lo había dicho a nadie antes, para que no me vean así… - dije sin sacar los ojos del libro, después miré a Mildred y le respondí- Sí, al principio creí que era la cerveza, hasta que pasó lo que te conté, y vi las nubes recortadas contra la Luna exactamente igual que en mi “sueño”… En ese momento ya empecé a pensar que esto no tenía mucho que ver con el alcohol.

-Si me acuerdo, me acuerdo, ¿algo interesante? - dijo dejando a un lado los papeles y abriendo un cofrecito junto a la ventana.

-Si quiere le puedo contar la historia Ser Frank... – me dijo Mailen- me la sé de memoria...

-Supongo que es interesante, si tomamos en cuenta de que es bastante extraño que alguien pueda ver a través de los ojos de su cuervo… que además me sigue sin que yo le haya pedido que lo hiciera…- la miré a Mailen que seguía sentada a mis pies- No tengo muchas ganas de leer y prefiero que me cuenten las historias que leerlas, te agradecería mucho que me la contaras- dije cerrando el libro.

Mailen se acercó un poco más y se puso a narrar mientras Mildred sacaba unas monedas del cofre y las ponía en una bolsa de cuero.

-Hace mucho mucho tiempo, en el norte, vivía una dama junto a un lago congelado, tenía las edades del tiempo y la belleza de la más pura de las joyas, su sabiduría era conocida y la gente de todo el norte viajaba a ella por concejo... Vieja como el tiempo y hermosa como la luna... la dama del hielo, se dice que en un tiempo ella acogía a los viajeros que la buscaban y les daba su sincero concejo... su cabaña de madera era pequeña, decorada simplemente por algunas flores silvestres que crecían pese al frío y el viento orgullosas de sus colores y su calor. Gentil y amable, siempre ayudó a quien la buscaba o a quien necesitaba de una mano gentil en las tormentas de la montaña... más un día... un valeroso caballero fue a visitarla, sus cabellos rubios al viento y un león del color del cielo en su pecho, dicen que el caballero del león la buscó y buscó, recorrió todo el norte... hasta que finalmente en un cruce de montaña sus fuerzas lo traicionaron, hacía ya mucho que había perdido a su escudero gracias al duro norte... y no tenía con él más que sus dos caballos... - mientras narraba se paró junto a mí y caminó hasta la mesa donde sirvió algo de vino tibio que en la pausa me ofreció.

Mildred se sentó junto a uno de los braseros para calentarse mientras afuera solo se escuchaba el ruido del agua golpeando contra el vidrio.

Agarré la copa y le dije:

-Bueno, tenía un buen incentivo si la mujer era hermosa.

Miré por la ventana caer la lluvia, a ella le encantaban las noches de lluvia, le gustaba escuchar como caían las gotas y sentir el olor de la tierra mojada, el susurro del viento entre las hojas… “Ahora que estás conmigo es aún más hermoso porque puedo escuchar la lluvia mientras estamos abrazados debajo de las mantas”

La tormenta ya había pasado, solo quedaba la lluvia... pesada e incesante, pero calma, el sonido de las gotas contra el vidrio eran una pequeña orquesta que tocaba para mí… y el vino dulce, tibio... tiene algo, algo que me relaja más que de costumbre y hace que mi cabeza se pierda más en esos pequeños golpes de las gotas… Mailen volvió a llamar mi atención.

-… entonces ella llamo a un cuervo blanco, llamado Talos, el cuervo era un poco más grande que los cuervos normales, y con sus últimos alientos le dijo, "dile que aún lo amo", y poco a poco fue palideciendo y sus lágrimas congelándose en su bello rostro , y desde entonces Talos persiguió al León del sur, recordándole de su traición a su amada, en cada taberna, en cada castillo, las palabras de la dama del hielo lo perseguían...

¿Traición? ¿Cómo pudo traicionarla si la amaba?” pensé “Debí prestar atención a todo el cuento…” En ese momento escuché un ruido en el cristal, un ruido más duro. Cuando miré lo vi a Whitewing que ya casi se había abierto camino a la biblioteca por sí mismo.

-Ah!, hablando de cuervos blancos...

Whitewing graznó a Mailen y luego se subió a mi hombro como siempre limpiándose las plumas.

-Supongo que no le estaba gustando que hablemos de él sin estar presente…

Mailen se me acercó y trató de tocarlo pero Whitewing le picó el dedo y después le graznó otra vez. Cuando me fijé en Mildred ya estaba dormida en la silla.

-No es muy sociable... no debe ser tan inteligente como el del cuento... ¿desde cuándo te sigue?

Me saqué la capa y la coloqué sobre Mildred.

-No sabría decirlo con exactitud… desde la época que era un caballero errante, unos dos o tres años antes de venir aquí. Y aunque no lo creas es bastante inteligente, puede llevar mensajes a las personas correctas, y regresar con una respuesta a mí, para ser un pájaro es bastante inteligente…

-¿Luchó en muchas batallas?, ¿en cuántas justas participó?, ¡cuénteme de esos años en los que viajo!, ¿Cómo es el sur?

-Soy caballero desde hace casi diez años, así que participé en incontables Justas, pero como veo que estás interesada te contaré de aquella vez que combatí por el favor de la dama Sylvie Harte. Ahora es muy hermosa, pero en aquella época lo era aún más, sus largos bucles castaños le caían con gracia sobre su rostro y sus hombros y cuando te miraba con esos ojos verdes… - me quedé rememorando su imagen- Recuerdo esa Justa en particular porque fue la primera que gané... antes de ese día había perdido catorce veces. Entrené muy duro durante mucho tiempo para poder ganar. Ese día tenía que batirme con un hombre que era dos veces más ancho de hombros que yo, aún no entiendo como su caballo podía sostenerlo sobre la silla... Algunos hasta le decían "El Coloso". La verdad es que no me tenía mucha confianza hasta que ella me dijo: "Serás el ganador, lo sé". Casi me pierdo mirando sus labios que eran tan carmesí como la sangre que derramé. El combate fue duro, derribarlo de la silla era imposible, así que tuve que optar por romper su lanza... Tuve el primer triunfo, pero a la segunda él traspasó mi armadura y me hirió el brazo- le mostré la cicatriz en el brazo izquierdo, que iba desde el hombro hasta el codo- Casi caigo del caballo por la fuerza del golpe. La tercer arremetida la gané yo por muy poco, esquivé casi sin margen y pude quebrar su lanza arriesgando a caerme... pero pude sostenerme de la brida, eso sí, el dolor en el brazo hizo que perdiera en el siguiente asalto... Solo quedaba una oportunidad, y quizás fui demasiado temerario, pero prácticamente me arrojé sobre su lanza... y ese fue el final, gané por poco, pero gané. No sé cómo explicarlo, tampoco sé si ella era bruja o algo así, pero el saber que iba a ganar hizo que ganara, simplemente porque ya sabía que iba a hacerlo. Es extraño, después de esa vez, no volví a perder- sonreí.

-¿La volviste a ver después del torneo?, ¿¿Te fue a visitar a tu tienda??

-Digamos que me gané el favor de la Dama, y el favor fue mejor de lo que esperaba- me reí.

Puso cara de nena enamorada, eso no podía ser nada bueno… era muy fácil... Esta chica estaba recién separada de mi primo y esperando un hijo suyo, seré mujeriego pero no soy tonto…

-¿Y qué paso con tu maestro?- dijo mientras se levantaba a buscar más vino.

-Esa es una historia para otra ocasión. Ahora debo retirarme.

-Está bien- dijo con voz algo decepcionada. Esta chica era demasiado fácil…

Levanté de la silla a Mildred para llevarla hasta su habitación. Seguramente estaba exhausta de tanto calcular los gastos que hacía en la taberna porque ni se enteró que la estaba llevando.

-ah!, Ser Frank, ¿y Kevan?

-Está con su hermana en el Altar de las Tormentas.

-Debe ser algo importante para que no manden un mensajero, ¿no?

-Sí, es posible, ya me contará cuando regrese, ahora tenemos otras cosas de las que preocuparnos.

-Estoy segura de que nos van a saber proteger.

Ella me guió hacia la habitación golpeó la puerta y cuando nadie respondió abrió para dejarme pasar. Dejé a Mildred en la cama y me dirigí hacia afuera. Mailen no entró sino que me esperó en la puerta.

-Bueno, hora de mi recorrida nocturna. Que tengas buenas noches Mailen.

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