sábado, 10 de marzo de 2012

Solo quedan tres

Cuando terminó la batalla para la fortaleza de Trono del Relámpago no terminó para nosotros. Había que seguir a esos tres no muertos porque si no los encontrábamos iban a reunir otro ejército y esto iba a volver a pasar. Más personas iban a perder a su familia, más esfuerzos se iban a desperdiciar, no podía permitir eso…
-Tenemos que ir a buscarlos…
Bandar tenía la misma mirada que yo. Subimos rápido a nuestros caballos, los guerreros  que aún podían combatir y que me habían seguido desde King’s Landing vinieron con nosotros, al igual que Kevan.
Llegamos hasta el bosque, el pantano estaba congelado, en el centro había una cabaña, extrañamente similar a la posada en la que habíamos estado en las montañas al regresar de los territorios de Lord Stonehouse.
Bandar, Richard y Kevan llegaron primero y atacaron al Herrero, mientras me acercaba para ayudar después de acomodar a los muchachos alrededor de la posada, vi que uno más de ellos estaba en el techo, arrojó un trapo con una criatura dentro, una niña, estaba herida. Dejé a uno de los muchachos que sabía curar con ella y traté de seguir al hombre pero desapareció.
Luego me enteré que esa niña era “La Vieja Mujer” y que Bandar había terminado con ella, luego de que ella matara al pobre muchacho. Había pensado que podía ser una trampa, pero no podía atacar a un niño… y menos si era un bebé… la visión no me ayudó para nada y unos recuerdos que nunca existieron pero siempre estuvieron presentes en mi mente volvieron…  Después de mucho tiempo recordé que jamás había sabido si mi hijo había sido varón o mujer…
Cuando entramos noté que la posada era exactamente igual por dentro a la otra, y eso no me gustó nada. Revisé la cocina primero, adentro había uno de esas horribles criaturas devorando insectos, si estaba allí o no realmente no lo sé, solo trabé la puerta.
Les pedí que traben las salidas porque ya sabían dónde estaban y nos dirigimos hacia el túnel que iba por debajo, pero lamentablemente sabía que había salidas conectadas a las torres así que le pedí a Richard que las vigilara. Kevan estaba conmigo y avanzamos hasta que llegamos a una encrucijada de dos caminos y llamé a los demás. Kevan se quedó y Bandar y yo avanzamos.
Arriba Richard se encargó de la otra mujer “La Madre” y esa fue la tercera de las burlas que cayó ese día. Pero la posada seguía allí, eso significaba que había otro, no sabía dónde pero seguimos avanzando.
En un cuarto encontramos unas joyas, no me gustó nada que Bandar se las quedara, pero tampoco podía impedírselo. Me entregó una piedra azul, me dijo que se iba a congelar si ellos se acercaban. La puse sobre mi pecho y seguimos avanzando. Sentí cuando empezó a hacer más frío.
Cuando salimos de allí, había muchos de esos no muertos, demasiados… y habían herido a Bandar en el hombro… en un momento pensé en ir hacia él para matarlo, pero no, no podía hacerlo, no podía arriesgar a Bandar. Decidí volver atrás y trabar la puerta. El cuarto escapó, sin que pudiéramos hacer demasiado.
La cabaña desapareció, así como había aparecido y heridos y con catorce bajas de los soldados de Barristan regresamos a la ciudad. Ahora solo quedaban tres, el Padre, La Bella Mujer y el Desconocido.
Cuando llegamos a Trono ver la ciudad así nos destruyó… había todavía humo en algunos lugares, cadáveres en el suelo y soldados heridos siendo tratados por la gente de apoyo de Bandar. Me dio mucha bronca estar sano y sin ninguna herida, pero así era mejor, iba a poder ayudar a los que lo necesitaran. Lo primero que hice fue buscar a Selina, vi que estaba asistiendo a uno de sus hombres, eso me dejó más tranquilo, verla allí, como siempre. Me metí en la ciudad y comencé a asistir a los heridos.  Estaban llevando a uno de los soldados cuando sentí un golpe en mi cabeza.
-¡Ey!- me toqué donde me habían pegado.
-¿¡¿¡Querés dejar de hacer eso!?!?- era la voz de Selina y  parecía bastante enfadada. Sin salir de la posición en la que estaba, acuclillado en el suelo, le dije:
-Pensé que me ibas a recibir con un abrazo, no con un golpe…- me volví a restregar la cabeza donde me había pegado.
-Tenés razón...- me dio otro golpe pero esta vez sin tanta fuerza- con uno no alcanza...
Me reí y la abracé, ella me acarició la cabeza. Tenía mi oreja pegada a su panza.

“Se va a llamar Donovan”
“Como tu maestro…”
“Así es, mi maestro y padre”
Lythene estaba sentada en el pasto con la espalda contra un enorme árbol arciano, ella creía en los antiguos dioses. Yo estaba acostado con mi cabeza apoyada en su vientre. Ese fue uno de los días más cálidos que recuerdo aquí en el Norte, Lythene tenía puesto un hermoso vestido floreado.
“Bueno, entonces si es niña se llamará Katherine, como mamá”
“Estoy de acuerdo, me gusta mucho ese nombre”

Me quedé un rato abrazado a Selina pensando si podía ser verdad que ella estuviera embarazada… no me preocupaba eso en absoluto… pero sí me daba miedo. Ella me acarició el pelo y me hizo algunos mimos. Yo solo le pregunté:
-¿Estás bien?
-Sí, estoy bien. ¿Vos? ¿No te hicieron nada?
-No, estoy bien
Me paré la miré a los ojos y la besé.
-Perdón, tenía que ir. No podía permitir que volvieran con otro ejército.
-Tonto... no tenés que hacer todo vos solo...
-No estuve solo
-Sabes lo que te estoy diciendo, ¡deja de dejarme atrás como si fuera una princesita en una torre que no sabe limpiarse el culo!
Después de decir eso se quedó callada.
-Soy la mejor arquera de todo trono, sé cuidarme, no soy ninguna dama de compañía.
-Lo sé, pero teníamos que actuar rápido, o se iban a escapar otra vez... Sé que prometí no dejarte sola, y no lo voy a hacer, pero algunas veces, cuando sea para protegerlos voy a tener que hacerlo.
La miré para ver qué cara ponía a esa última frase, pero no parecía enojada, más bien estaba feliz.
-Espero que lo puedas entender- finalicé.
-Lo entiendo- dijo a regañadientes- lo que no me gusta es que no me digas nada...
-A veces no va a haber tiempo para que te lo diga... Ser un caballero tiene un precio, la mayoría de las veces no podemos pensar en nosotros- sonreí - La mayoría de las veces tendemos a pensar primero en los demás.
-¿Te acordás que hable con Bandar cuando volvimos?- me preguntó.
-Sí
-¿Sabes que me dijo?
-Mmmmm ¿que te iba a clavar en un gancho?
-No...- dijo haciendo memoria- dijo que debería pensar en casarme con uno de esos estúpidos caballeros.
-Estúpidos caballeros... con Kevan no te podés casar porque ya está prometido con Lady Stark, y con William tampoco porque ya está casado... Y yo no soy estúpido así que eso cierra las cuentas.
Cuando vi su expresión no pude evitar reírme.
-¿Quizá con el Lockseley? ¿habrá querido decir eso?
-¿Locksley era caballero?
Ella me soltó y se cruzó de brazos dándome la espalda. Yo la abracé por detrás.
-No hace gala de su título- continué.
-Debería juntar mis cosas, es un viaje largo hasta allá…
-Primero vas a tener que soltarte.
La tenía agarrada bien fuerte para que no se pudiera soltar, pero no parecía con intenciones de querer hacerlo. La besé en el cuello y ella se empezó a reír.
-Bueno, sino te podés soltar te vas a tener que seguir quedando conmigo, una lástima, pero Locksley se tendrá que buscar otra esposa- dije.
-ufff no sabes la lástima que me da
Me reí mientras ella se acurrucó entre mis brazos.
-¿Cuándo vas a ir a buscar a Anthony?- me preguntó.
-Cuando terminemos de atender a los heridos vamos a volver a Altar. Él está ahí, Mailen lo llevó cuando evacuaron Trono.
-Cuando volvamos a casa, espero unas buenas disculpas, regalos, y todo eso.
-Ya te pedí perdón, así que eso ya lo cumplí, y en cuanto a regalos, bueno, supongo que puedo comprarte algo... aunque no soy bueno para esas cosas...
-Creeme que todavía no me perdiste perdón como deberías
-¿Y cómo debería?
-Un buen vino, una cama caliente y perfumada... telas suaves.... creo que con el resto te las vas a ingeniar
-Ah eso me recuerda... ya debería estar terminada nuestra casa y nuestra habitación... creo que te va a gustar.
Quería volver a casa, seguir trabajando en la construcción, entrenar a Anthony, después de muchos años, una vez más tenía un hogar al que regresar.

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