jueves, 19 de enero de 2012

Pasado de Frank Blackstorm


Frank Blackstorm nació en el año 241, hijo de Lord Emerick Blackstorm y Lady Sybelle Glover.
Lord Emerick era el único hermano de Badariel Blackstorm, señor de la casa asentada en Trono del Relámpago. Siempre fue fiel a su hermano, no así a su esposa. Le gustaban el alcohol, el juego y las mujeres.
Lady Sybelle se casó por conveniencia y sin amor con Emerick a la edad de 16 años. A los diecisiete ya era madre de un varón al que llamó Frank, el nombre que había pertenecido a su abuelo.
Emerick no cuidó del niño ni de ella porque no le interesaban, la mayor parte del tiempo se la pasaba borracho en la taberna. Ella crió y cuidó sola a su hijo, hasta que Frank cumplió los seis años. Una enfermedad repentina se llevó a Sybelle y Frank se quedó solo.
Su tío estaba demasiado entusiasmado con su heredero Bandar, que en esos entonces tenía solo tres años de edad y no prestó atención a su sobrino que quedó en manos de su nana por un año, hasta que un día un hombre lo encontró entrenando solo con una espada de madera en la fortaleza de Trono. El que fue su maestro Ser Donovan Tyrell se sorprendió de que no habiendo tenido entrenamiento en las armas pudiera imitar casi a la perfección las posturas que veía que practicaban los capitanes de la fortaleza.
-¿Quién te enseñó a pelear así niño?
-Nadie, miro a los guerreros del señor Badariel.
-¿Y tu padre?
-No lo sé, una vez escuché que mamá decia que estaba en la taberna. Ella murió hace un año.
-¿No vives con tu padre?
-No, él no viene nunca, vivo con Candice, mi nana.
Ser Donovan encontró al padre de Frank borracho y abrazado a dos mujeres esa noche en la taberna y le pidió permiso para llevarse a Frank y convertirlo en un caballero.
-¿Frank? ¿quién es Frank?
-Su hijo.
-Ah si... puede hacer con él lo que quiera.
Frank se convirtió en el paje de Ser Donovan y luego en su escudero acompañándolo en la "Batalla de los Nueve Peniques". Allí conoció a Ser Manfred Swann, muy amigo de su maestro.
-¡Y él debe ser Frank!
-Es un honor conocerlo Ser Manfrend- respondió el muchacho.
-¡Mi alumno es mejor que el tuyo, ya lo verás!- rió Donovan.
-Eso lo dudo, aunque podríamos comprobarlo...
-Ey! Ser Barristan!
El joven Ser Barristan era apenas cuatro años mayor que él pero ya era caballero y todos sabían quien era en el campamento, porque les había ganado a todos los que se había enfrentado.
-Frank, hazme estar orgulloso.
Ser Barristan le arrojó una espada de madera y se puso en guardia. Frank lo estudió, estaba tranquilo, no tomaba una postura, estaba esperando que él lo atacara primero, porque también lo estaba estudiando. La tensión se sentía en el aire, Frank estaba nervioso, nunca había estado en un entrenamiento rodeado de tanta gente.
-Apuesto un venado de plata a mi alumno- dijo Ser Manfred.
-Un venado de plata por el mío- dijo Ser Donovan.
Los dos contendientes se miraron un largo rato, ninguno de los dos parecía querer moverse primero. La gente empezó a gritar y a apoyar a Ser Barristan, Frank eliminó el sonido del entorno en su cabeza, eso era lo que siempre le había dicho su maestro, en las justas podía haber mucha gente alrededor pero allí, en el campo de batalla, solo estaban él y su contrincante. Nadie más.
Cuando Ser Barristan se movió sabía lo que iba a hacer y bloqueó el golpe, casi sin problemas, el ruido de la madera contra la madera atrajo a más espectadores. La gente comenzó a gritar más fuerte, ahora había dos grupos, Frank había conseguido que muchos se pusieran de su lado. Ambos contendientes se alejaban y volvían a estudiarse y en sus rostros se reflejaba la sonrisa de un combate que pocas veces se repetía.
Estuvieron quince minutos así, chocando las espadas, estudiándose, midiéndose, hasta que Ser Barristan lo barrió luego de una finta y Frank cayó al suelo.
A Frank nunca le había gustado perder, y esa no era una opción, tenía que ganar. Rápidamente volvió a levantarse y atacó con todo lo que tenía, puso toda su fuerza en ese golpe y Barristan se preparó para bloquearlo. El golpe hizo que ambas espadas de entrenamiento se quebraran. Ambos contendientes se empezaron a reír, su público los aplaudía.
-Eres bueno Frank.
-Tengo un buen maestro.
-Vamos, te invito un jarro de cerveza.
La Guerra de los Nueve Peniques se extendió durante 5 años. Frank peleó intermitentemente al lado de su maestro todas las veces que fueron llamados en ese tiempo. La Guerra casi llegaba a su fin cuando su maestro murió víctima de una flecha que lo atravesó debajo del brazo, allí donde no lo cubría la armadura. La herida se infectó y aunque amputaron el brazo ya era tarde.
Frank se quedó sin maestro y sin padre a la edad de 18 años. Ser Barristan fue el que terminó su entrenamiento y quien lo nombró poco después caballero.

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