martes, 27 de diciembre de 2011

Ser Frank Blackstorm

Frank

Cuando vi el paisaje sobre la derruida baranda de piedra no pude dejar de pensar que a ella le hubiera fascinado. Las montañas rodeaban la fortaleza que Bandar había bautizado "El Altar de las tormentas". Era un nombre bastante romántico pero él también lo era, así que le vendría bien para ser su segundo castillo.
Había algunas vasijas rotas y otras que conservaban su brillo a pesar de que seguramente varios años habían estado allí a la intemperie. Hacía bastante frío pero el sol bañaba con sus rayos la superficie del suelo de mármol.
Mi cabello todavía estaba mojado, quizás algunos dirían que estaba loco, pero tenía que cerciorarme de que no hubiera un pasadizo que llevara afuera por el río, o que hubiera un escondite con algún tesoro que pudiera servir para ayudar a mi primo con recursos para la casa.
Pero no había nada allí, el río continuaba su curso por debajo de la montaña, no podía volver a subir porque la pared era de piedra y estaba demasiado resbalozo, tuve que pedirle ayuda a Selina, parecía bastante divertida cuando salí.
"Podrías haberme dicho que me sacara la ropa a la noche"
Ella me sonrió aún más divertida. Tomé mi ropa y le pedí que me llevara hacia el siguiente destino.
El agua era un recurso que nos iba a ser muy útil, era una de las cosas que teníamos que solucionar primero, cómo subir el agua. Agarré mis cosas y seguí a Selina hasta este lugar. La vista es hermosa. Hay una excelente visual del castillo y a lo lejos del otro lado se alcanza a ver una especie de jardín interno casi a la misma altura que este mirador. Es más grande que este patio, quizás allí sí se pueda construir una casa cómoda para nuestro señor. A las niñas les va a encantar este lugar...
Le dije a Selina que me llevara del otro lado. Habíamos estado paseando todo el día, bajo el sol y bajo los pasadizos debajo de la montaña, no hablamos mucho. Pasamos por otra plataforma que parecía una especie de patio de armas. Supuse que a los muchachos les iba a gustar practicar allí.
El Jardín es mucho más grande que el mirador, hay césped y algunas flores. La vista desde aquí es tan hermosa como verlo desde el otro frente, desde este lugar se llega a ver mejor la torre y la pared caída. Esperaba que el maestre llegara pronto para comenzar con los arreglos.
Selina me miraba como esperando algo, y yo sabía lo que esperaba pero... algo me decía que no era lo mejor, aunque después pensándolo bien si ambos queríamos lo mismo porque iba a ser yo el que lo evitara.
Nos quedamos allí toda la noche y realmente no me arrepentí de haberlo hecho.
Después de diez años me dormí sin haber tomado una gota de alcohol.

Sigo teniendo esos sueños extraños, creo que por alguna razón puedo ver a través de los ojos de Withewing cuando estoy durmiendo, aunque puede que todo eso sea producto del alcohol... pero esta vez fue diferente, vi la luna exactamente igual a como estaba en el cielo, y no solo eso, las nubes también estaban exactamente en el mismo lugar...
Si realmente esos "Otros" están avanzando, en algún momento llegarán aquí, hay que terminar con los trabajos en la fortaleza lo antes posible para convertirla en nuestro primer bastión.

Pasó un mes, Selina se fue a hacer un trabajo para Bandar, quizás sea mejor que se vaya, no sé porqué sigo estando con ella así, realmente no creo que se esté enamorando, pero si es así... quizás pueda llegar a lastimarla. Ella no es una de las chicas de la taberna. Me pregunto si debería dejar de estar con ella...

*****

Un día comienza, otro termina. Comienza cuando me levanto, termina cuando caigo desmayado de todo el alcohol que corre por mis venas. A veces no recuerdo lo que pasó la noche anterior, por eso me gustan las chicas de la taberna, ellas no me juzgan, si caigo rendido antes de satisfacerlas no se quejan siempre y cuando les deje el dinero correspondiente.
A veces pienso que quizás no le estoy dando un buen ejemplo a Kevan, pero que va, no puedo evitarlo, hace diez años que hago todas las noches lo mismo.

*****

Creo que todo lo que estaba dentro de la habitación lo destruí, no sé que pensarían los sirvientes, pero era algo que en ese momento de locura ni siquiera pensé. Locura, sí, creo que estuve loco, por mucho tiempo estuve loco...

-Frank- su sonrisa iluminaba mis días uno tras otro, sus ojos claros, celestes como el cielo eran solo míos.
La miré a los ojos, no necesitaba decirle nada más para que ella entendiera lo mucho que la amaba.
-¿Vas a venir al baile de esta noche?
-Tengo que hablar con tu padre primero.
-Por favor salvame, no quiero casarme con él, sos vos el hombre que amo y con el que quiero compartir el resto de mi vida.
Sonreí y le acaricié su rostro de niña, yo también era un niño en ese entonces... dos niños que se amaban y querían compartir su futuro.
-Claro que lo haré, le ofreceré a tu padre una oferta que no podrá rechazar. Le daré todo lo que tengo a cambio de tu mano. Mis tierras, mis posesiones, mi casa, todo. Quiero que todo lo que tengo sea tuyo.
Ella me estiró los brazos al cuello y me abrazó.
-Te amo Frank.
-Yo también te amo.

*****

-Está muerta, murió al dar a luz, tu hijo también murió.
Una frase que puede destruir la cordura sí, quizás la guerra puede hacer que alguien se vuelva loco, no fue mi caso, a mí la locura solo me llegó por una frase.
Me odié, me odié por no estar con ella, me odié por no haber podido ayudarla, me odié por haberla dejado sola... aún me odio, y quizás nunca deje de hacerlo...

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