martes, 27 de diciembre de 2011

Un día normal, Mildred


Mildred

Una tarde de frío y lluvia cubría al Trono del Relámpago, Mildred miraba por una de las ventanas de los pisos superiores de la fortaleza hacía el puerto.

Sin duda era una visión acogedora, el mar rompiendo en enormes olas, el aullar del viento, las nubes negras y los rayos en la distancia… El norte era un lugar impasible pero… bajando la mirada busco en el puerto la capa roja de su marido, no fue difícil de encontrar, pronto lo distinguió entre un grupo de campesinos que luchaban con las amarras del puerto, no muy lejos alcanzo a ver la capa azul de Frank ayudando a afianzar grandes cajas que habían preparado para cargar en uno de los barcos.

-El duro Norte – pensó MIldred mientras volvía a su escritorio a revisar unos papeles, como de costumbre debía revisar las cuentas de la casa… -Bandar quería abrir un mercado… - pensaba mientras se sentaba y ordenaba sus papeles.

-Mi señora, ¿no os apetece algo caliente? – pregunto Alister mientras Mildred sorprendida se llevaba la mano al pecho.

-Alister, no te había notado…

-Disculpe, pensé que me había escuchado entrar

-No, no lo hice – le contesto tras dedicarle una mirada dura y volver a sus notas

-Mi señora, me han informado que las cosas en el puerto pueden tardar bastante… ¿quizá algo caliente le ayude? –Alister hizo una pausa mientras se frotaba las manos – mi madre ha recibido algunas especias que le trajo Drake de uno de sus viajes… me han dicho que obran maravillas servidas en vino ni muy caliente ni muy tibio… Además podría ser bueno para el…

-Alister! – lo interrumpió Mildred con los ojos abiertos de par en par.

-¿Si mi señora? – le contesto tranquilo, y dejando las manos quietas por un instante.

-¿Cómo podes llegar a saber eso?, ¡no se lo dije ni a Bandar!

-Mi trabajo es saber estas cosas para ayudar a mi señor… ahora… ¿necesita algo?, si no le molesta le hare compañía mientras el señor se encuentra fuera…

-Está bien, nada de lo que te diga te va a hacer ir muy lejos… voy a aceptar ese vino, tengo bastante frio – Contesto Mildred para luego ajustar su abrigo de piel de lobo negro.

-Muy bien mi señora… Ah!, llego la cuenta de la taberna… un poco antes este mes… ¿desea que se la alcance?

-Si si… - contesto Mildred llevándose una mano a la frente para pensar.

Alister salió de la habitación con sus pasos ligeros, a Mildred no le gustaba nada cuando hacía eso… pero bueno, tenía que aceptar lo malo con lo bueno de Alister… pero no era momento para pensar en eso, tenía bastante que revisar, el muchacho que había puesto Bandar a controlar las reservas había mandado un pequeño reporte, y Percival otro sobre la manufactura de armas… además tenía que disponer de la paga a los soldados... y controlar las tasas del puerto, y no tenía que olvidarse de lo que tenía que ir preparando para el Altar!, y los mineros… los mineros siempre le traían dolor de cabeza… quejas sobre el equipo, quejas sobre la poca comida que les llegaba… quejas, quejas y más quejas… y los arqueros!, casi se le olvidaban… que más que más…. Ah!, Selina le había pedido un poco más de equipo para algunos nuevos muchachos… estaba segura que en algún lugar tenía una nota sobre algunos arcos… ¿o eran ballestas?, flechas había… y virotes, ¡ah! Sí, las ballestas las había tomado Percival… ¿quedarán arcos en la armería?.

-Alister! – pego un grito Mildred, seguro no estaba muy lejos, él no iba a ir a buscar nada…

-¿Me llamo señora? – el rosto de Alister pronto se asomo por la puerta.

Tan seguro como que la noche sigue al día, el mayordomo había mandado a alguien más a buscar las cosas que ella le había pedido – Si, necesito que le digas a Balian que necesito un recuento del equipo que tenemos sin usar, especialmente arcos, flechas, ballestas y virotes.

-Si mi señora, delo por hecho – contesto el mayordomo mientras volvía a esconder el rostro tras la puerta.

No paso mucho hasta que volvió a escuchar pasos y la puerta abrirse –¿Ya tienes los números? – pregunto Mildred sin mirar siquiera.

-¿Números?... ah! Se debe referir a la cuenta… si, aquí dice que este mes son 2 dragones por alojamiento y comida, y 3 por… ¿entretenimiento especial? – le contesto la dulce voz de Mailen.

Mildred levanto la mirada y extendió la mano –No preguntes… creo que este mes nos hacen un descuento… con ese ahí también ya van a subir los números.

Mailen le alcanzo la nota, ya había entendido y era mejor no agregar nada.

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