miércoles, 9 de mayo de 2012

Donovan y Katherine


Si hay un dios de los Siete al que nunca creí que iba a orar era al Padre.
Estuve diez años de mi vida pensando que jamás iba a poder cumplir mi sueño de tener hijos…
Y aquí estoy, luego de conocer a mis dos hijos, a los gemelos que Lythene me dio… luego de conocer a una bebé que estuvo a punto de morir por la guerra contra los espectros y los bárbaros. Aquí estoy, orando al Padre.
“Padre, dame la fortaleza para poder criar bien a estos niños, para darle una vida a Catelyn, para que Anthony crezca en un hogar, que más que un maestro me considere su padre, así como yo consideré mi padre a mi maestro. Pero más te pido fuerzas para ayudar a Katherine y a Donovan, les hicieron mucho daño a ambos, no sé si irreparable… quiero que de ahora en más los dos vivan felices, que puedan aprender lo que es el amor de una familia. Para eso voy a necesitar fuerza, y paciencia, y seguramente ayuda…”
-Selina, vamos a orar juntos, al Padre y a la Madre.

*****

Lo primero que hicimos fue buscar ayuda de una nodriza. Catelyn todavía necesitaba amamantar y Selina todavía no podía alimentarla, al menos no hasta que tuviéramos un hijo de los dos. Bertha fue la elegida. Ella estuvo feliz de poder venir con nosotros, le gustaban mucho los niños. Su esposo había muerto y ella tenía que cuidar a su hijo, al que los Siete no lo habían dotado de todas sus capacidades, quizás con algún extraño designio.
Cuando le pedimos a Bertha que viniera a vivir y a trabajar con nosotros enseguida aceptó.

La primera noche fui a acompañar a los niños a sus habitaciones. Les habían preparado dos recámaras, una al lado de la otra. Cuando le dije a Kath que esa era su habitación solo dijo:
-Nnno....- y muy tímida abrazó a su hermano. Me arrodillé a su lado, no demasiado cerca y eso me dolió, pero no quería que tuviera miedo, habían pasado muchas cosas ese día…
-¿Tenés miedo de dormir sola? ¿Preferís dormir con Donovan?- le pregunté.
Ella asintió y hundió su cara en el pecho de su hermano. Él la abrazó protector. Me hubiera gustado abrazarlos a los dos en ese momento pero solo les sonreí y dije simplemente:
-Está bien. Esta habitación es la más grande, pueden dormir aquí. No tengas miedo.
Me espió de soslayo con un ojito, aún tímida.
-Está bien, gracias señor Frank- me dijo Donovan.
-Sos muy valiente Donovan- dije y le acaricié el cabello- Pero no me digas señor, me hace sentir viejo- le sonreí.
Apoyó su cabeza a Katherine y dijo en voz muy baja:
-¿Papá?
No hay palabras para describir lo que sentí en ese momento, que él me dijera papá… Y noté que nunca le había dicho a alguien así, era la primera vez que alguien me decía así y seguramente era la primera vez que él podía llamar a alguien padre.
Le di un beso en la frente y les dije a los dos:
-Me encantaría que me digan papá- nunca los iba a obligar a llamarme así sino querían, pero me sorprendió demasiado que él lo hiciera desde el primer día- Para mí también es nuevo- le sonreí.
-Nunca tuvimos uno... no es fácil...
-Hay ropa de dormir a los pies de la cama, estaré cerca si me necesitan- y les señalé la puerta de mi habitación.
Katherine empujó a su hermano a la habitación, los dejé que se acomodaran a su gusto, y me quedé en la puerta, esperando no escuchar más sus voces. Katherine le estaba enseñando a Donovan cómo vestirse. Quería entrar y estar con ellos más que nada en el mundo, pero también sabía que tenía que tener paciencia con ellos. Y decidí esperar.

Fui a ver a Anthony, ya estaba dormido, la sábana y la manta estaban todas desparramadas. Lo tapé para que no tuviera frío y fui hacia la última habitación, la de Catelyn. Estaba dormida pero cuando entré se despertó. No lloró, solo me miró con esos ojos celeste cielo; la levanté  y ella levantó las manitos para tocarme la cara. Me quedé con ella hasta que el sueño la volvió a vencer y con cuidado la dejé otra vez sobre la cama.
Cuando entré a mi habitación Selina dormía, las mantas estaban más desparramadas que las de Anthony. Me acosté a su lado y nos cubrí con ellas. El sueño no tardó en vencerme a mí también.

*****

A la mañana siguiente estaba tan cansado del día anterior que me desperté cuando Selina me llamó, estaba asustada.
-Selina... ¿qué pasó?- le pregunté todavía algo dormido.
-Frank tenemos un problema...
-¿Uno solo? ah bueno, me quedo más tranquilo...- me levanté y me empecé a vestir.
Selina me acercó algo para tomar de una bandeja. Era una bebida caliente de hierbas.
-Son Donovan y Katherine... bueno... más Donovan que Katherine en realidad...
-Tranquila, contame que pasó
-Creo que es mejor que vos lo veas...
-Bueno, vamos.
La habitación de ellos estaba muy cerca así que no tardé mucho en llegar. Escuché a Katherine llorar y la voz de Bertha que ya parecía estar perdiendo la paciencia:
-¡No se pueden vestir así! ¿En que estaban pensando?
Katherine se había vestido con las ropas que correspondían a Donovan y él tenía puesto el vestido que era para Katherine. Bertha intentaba sacárselo sin demasiado éxito.
-Tranquila Bertha- le puse la mano en la cabeza a Katherine y le dije tratando de calmarla -No llores…
Selina la levantó en brazos y le dijo en voz baja:
-No pasa nada…
-Yo me encargo a partir de ahora Bertha, gracias.
-Está bien señor... iré a ver a Catelyn
Donovan no estaba llorando, pero estaba sosteniendo el vestido para que no se lo saquen.
Decidí que era mejor ir a la pregunta básica. Me senté en la cama cerca de él y le pregunté:
-Donovan, ¿por qué no querés sacarte el vestido?
-Porque no... me gusta…
-Pero los hombres no usamos vestidos, ¿viste a algún hombre usarlos?
-No... pero Lucias me decía que me quedaba lindo y nos daba de comer cuando nos vestíamos así...
Ese maldito, no tenía que dejar que la ira que sentía por él se reflejara en mí, o los niños iban a pensar que estaba enojado con ellos.
-Claro que no te queda lindo, a los hombres no le quedan bien los vestidos... Y yo no voy a pedirte que te pongas vestidos para darte de comer. En mi casa van a comer cuatro veces al día, como todos nosotros.
Se frotó los ojos, ya estaba por ponerse a llorar. Le acaricié la cabeza.
-Pero Ser Lucias me decía que tenía que vestirme así como...- estas palabras las repitió como un autómata, pero después me observó detenidamente. Yo esperé que hablara él.
-… Como un Blackstorm...- terminó la frase algo desorientado.
-Bueno, las mujeres Blackstorm sí usan vestidos, pero no los hombres ¿Puedo ayudarte a sacarlo?
-Pero... me gusta... es lindo... tengo que vestirme así ¿no te gusta papa? ¿No me queda lindo?- me miró expectante.
-Claro que no me gusta, sos un hombrecito no una señorita, y claro que no tenés que vestirte así ¿Te imaginás como se vería un caballero en armadura con un vestido?- me reí con solo imaginarlo, pero Donovan se puso a llorar.
-Papá se va a quedar solo con Katherine, mi papa no me quiere…
Casi al instante Katherine se puso a llorar en los brazos de Selina. Esto no iba a ser fácil…
-Claro que te quiero, no llores- me arrodillé a su lado y lo abracé.
-Lucias tenía razon... soy solo un bastardo inútil...
-Claro que no sos un bastardo, y tampoco sos un inútil, todos sabemos hacer algo, y si no sabemos, lo aprendemos. Tanto vos como Katherine llevan a ahora mi apellido. Vos sos Donovan Blackstorm y ella es Katherine Blackstorm y son nuestros hijos.
Poco a poco se fue calmando.
-Bueno, entonces ¿me vas a dejar ayudarte con ese vestido?
-Bueno....
Lo ayudé a sacarse el vestido y mirando a Katherine le dije:
-Donovan va a necesitar esa ropa
Katherine negó con la cabeza y se abrazó fuerte a Selina.
-¿No te gusta el vestido?
Volvió a negar, tenía la cara pegada al cuello de Selina así que solo le vi la nuca cuando negó.
-Pero si no le das la ropa a Donovan no se va a poder vestir. Voy a tener que ir a buscar más...
Ella asintió, sin moverse de la posición en la que estaba.
-Bueno, está bien, ya vuelvo
Escuché la risita de Selina cuando me estaba yendo y sonreí. Había sido difícil, pero al menos había logrado que Donovan se sacara el vestido… Iba a tener que comprar más ropa.
Por suerte conseguí algo rápido y volví a la habitación.
-Conseguí más ropa, voy a tener que conseguir más. Lástima que Katherine no quiera usar este hermoso vestido...
-No, está bien... puedo usar el vestido…- dijo Donovan que parecía que no quería que gaste en él.  -Claro que no, no vas a usar más vestidos a partir de hoy.
-Pero... pero....
-Nada de peros
No había nada que discutir, si tenía que ordenárselo se lo iba a ordenar, no iba a dejar que volviera a usar vestidos de mujer. Me costó un poco ayudarlo a vestirse pero lo logré después de un rato.
-Es incómodo...
-Ya te vas a acostumbrar, es mucho más cómodo para entrenar o para cabalgar usar pantalones
-¿Tengo que ponerme algún moño o atarme el pelo?
-Claro que no, eso es para las niñas. Veo que no salían mucho...
Él negó con la cabeza. Evidentemente era así ya que si no hubiera sabido que los hombres no se vestían así.
-Quizás podamos ir a pasear hoy por la ciudad ¿Les gustaría?
-siiiiiiiiii!!!!! Lucias no nos dejaba salir de casa…- a los dos se les iluminó la cara.
-Eso no está bien, vamos a ir a desayunar y después vamos a ir a pasear.
-sii!!
Le tendí la mano a Donovan y él la agarró. Y así bajamos las escaleras.
Anthony estaba sentado a la mesa. Bertha ya había servido la comida.
-Buenos días Anthony.
Le acomodé la silla a Selina y después a Katherine.
-Buenos días maestro, ¿ahora si puedo comer?- le preguntó instantáneamente a Bertha.
-No, espera a que todos se sienten
-Buhhh
Esperé que Donovan se sentara y yo me senté último. Iba a prestar atención, esperaba que al menos el muy infeliz les hubiera enseñado a comer con cubiertos. Por suerte ambos sabían comer bien.
-¿A dónde vamos a ir?- preguntó Katherine.
-Vamos a ir a pasear por la ciudad, podemos ir al mercado, o al parque, o a la fortaleza ¿dónde te gustaría ir?
-¿Un parque?, ¿qué es eso?
-Un parque es un lugar verde con árboles y flores dentro de una ciudad
-Perdón... - dijo avergonzada por su ignorancia- no nos dejaban salir...
-No tengan vergüenza de preguntar, Selina y yo estamos para responderles todo lo que no sepan o necesiten saber. Tienen que aprender de Anthony, él siempre pregunta todo.
-Está bien.... ¿vamos a aprender a escribir?
-Claro que sí, a leer y a escribir
-¡Yo sé bordar muy lindo!- dijo Donovan.
-Vamos a dejarle el trabajo de bordar a las mujeres, seguramente te interesará más aprender a cabalgar, o a manejar una espada.
Y recordé que el día anterior había estado luchando con cucharas de madera con Anthony. Si era hijo mío seguramente las espadas le iban a interesar más que el bordado, solo había que mostrárselo.
-sí!!! ¿no voy a tener que ir de noche no....?- preguntó con algo de miedo.
-¿Ir de noche a dónde? Los niños deben dormir de noche.
-Ah está bien, voy a dormir muy bien.
No podía preguntarle nada de eso en la mesa, esperaba que el daño que le hubiera hecho Lucias no fuera irreparable…
-Entonces vamos a ir primero al mercado, así de paso compramos un poco de ropa para todos. También podemos ir a ver el mar…
-siii!! quiero una espada!- dijo Katherine.
Era hija mía no me sorprendió que quisiera una espada en lo más mínimo.
-y y y yo.... ¿juguetes...?- se animó por fin a decir.
-Claro, juguetes, pero nunca compré juguetes así que me van a tener que ayudar
-¡Yo lo ayudo maestro!- enseguida Anthony se sumó ya que al parecer no quería ser el único en quedarse sin nada.
-Y vamos a conseguir espadas de entrenamiento para los dos, Anthony ya tiene. Bueno, pueden ayudarme los tres.
-Maestro...
-¿Qué pasa Anthony?
-¿Por qué le dicen papa? ¿le puedo decir papa?
-Podés decirme papá si querés, pero el entrenamiento va a seguir siendo igual de duro- me reí.
-Está bien no me molesta, siempre quise un papa.
-Y yo siempre quise tener hijos y ahora tengo cuatro… Bueno, cinco con Kevan… Y seguramente vamos a tener más, así que van a ser muchos hermanos.
-sí!!!- gritó Anthony, pero Katherine y Donovan se miraron.
-Y ustedes los van a tener que cuidar porque van a ser más chiquitos, como van a tener que cuidar a Catelyn.
-¿No vamos a tener que pelear por la comida... no...?- preguntó Katherine.
Iba a responder pero Anthony fue más rápido.
-¡No! siempre hay, y cuando no hay mama siempre caza algo.
La miré a Selina pero ella estaba muy concentrada viendo como Bertha amamantaba a Catelyn.
-Claro, Anthony tiene razón, nunca les va a faltar comida ¿Dónde más les gustaría ir? Podríamos caminar por la costa, ¿les gusta el mar?
-¿Qué es el mar?- preguntó Donovan.
-Si!! Es como un río grande Donovan.
-ahhhh ¿¿eso que es como una pileta que no se ven los bordes de dos lados??
-Es mucho más grande que un río, se extiende hasta el horizonte, y el agua es salada. El agua del mar no se puede tomar, pero es muy lindo ver las olas a lo lejos. Vamos a ir al Puerto así lo pueden ver- la miré a Selina y le pregunté -¿Llevamos también a Catelyn?
-Bueno, yo la llevo- y tomó a la bebé de los brazos de Bertha.
-Bueno ¿vamos?
Como Selina iba a llevar a Catelyn le tendí la mano a Katherine. Me miró como si me estuviera preguntado “¿realmente puedo confiar?".
-Podés confiar en mí- le dije y le sonreí.
Ella no dijo nada, pero me siguió, sin soltarme la mano.

(continuará...)

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