martes, 6 de marzo de 2012

El fin de la... ¿Inocencia?

“Una boda y tres más por concretarse”- pensó.

Parecía como si fuera una nueva moda en todo Poniente.

Los osos se casaban, los lobos, los Señores de la Tormenta… y sus ¡¡¡ sirvientes!!!

Hasta hace unos meses el tema le hubiera resultado divertido, y hasta entretenido en estas tierras lejanas al amparo de los dioses.

Pero ahora no.

En estos momentos sólo la llevaba a enfrentarse a un conflicto que no sabia que tenia.

Tomo un sorbo de vino y se hundió un poco en el agua caliente de la tina de baño.

Cuando estaba en su hogar todo lo que decía su padre o su tío, tenia sentido.

Nadie cuestionaba cómo eran las cosas o serian en algún momento.

Las niñas Lannister eran señoritas nobles que se casaban “bien” y daban a luz lindos herederos, que ataban a sus padres a la sangre del león.

Los niños Lannister eran valientes y astutos caballeros, que seducían a las doncellas desprevenidas y se casaban con ladies sumisas, que sumaran poder al Señor de la Casa.

Los niños Lannister eran guerreros en los campos de batalla, en la Corte, en la cama… donde fuera necesario, sin importar su sexo o edad.

Obviamente, no existía ser viviente que admitiera esto en voz alta, y sin embargo, así fue criada Rowan y hasta que puso un pie en la maldita bola de nieve, llamada “Norte”, jamás se le habría ocurrido cuestionar ni una de sus clases, horarios, rezos o costumbres.

“Mierda”- blasfemo dándole un golpe al agua.

En las Tierras del Invierno los únicos límites que parecían existir eran justamente los que imponía el clima, por lo demás… Mientras fueras útil en algún mínimo sentido, eras siempre bienvenido y tendrías comida, vino y ropa asegurada.

Se miro las manos, tenía varios pinchazos y pequeños callos por coser atuendos para la servidumbre y los campesinos.

Suspiro con frustración y eso le produjo dolor en el labio que tenía partido gracias a las prácticas con Ser Ector: Esquivo mal un golpe y ¡Pum! de boca al piso.

Se toco la mejilla y noto que aún quedaban muchas costras.

Se hundió completamente en la tina, recordando cómo se habían preocupado los Blackstorm al verla aparecer a la hora de la cena… Hasta que escucharon la historia de labios de un avergonzado Ser Ector (¿Para qué mentir? Lord Bandar ya la había visto arriba de Ser Kevan tratando de asestarle un golpe que le doliera).

Los norteños comenzaron a dar consejos sobre cómo mantener el equilibrio, aumentar la resistencia, cómo reforzar una armadura de cuero para una dama y sin poder evitarlo, burlarse de ella.

Sin embargo, al parecer NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE, pensaba que esa no era una actividad para una dama.

Sus observaciones y chistes iban todos dirigidos a que pudiera perfeccionar su técnica, no a desalentarla.

Resurgió del fondo de las aguas y abandono la bañera.

El frío se le clavo en los huesos y la obligo a refugiarse bajo las mantas de su cama.

¿Qué diría su familia si supiera todo esto?

Los Toyne tal vez no objetarían demasiado, en Dorne las mujeres eran educadas para ser “ágiles y astutas como serpientes”. O eso había escuchado.

Los Lannister eran los que ocupaban, o mejor dicho preocupaban su mente.

Siendo una niña, le había preguntado al padre que la amaba más que nada en el mundo, si cuando creciera le regalaría una flota para emular a Aegon, el Conquistador y tomar las tierras del otro lado del Mar Estrecho, así él tendría una Casa para gobernar y ella seria reina.

Kevan Lannister paso de emoción a la precaución y le contesto: “Nosotros nacimos para ser parte de la manada, no para lidérala”.

Poco después conocío a Cercei y Jaime, y comprendió que él tenía razón.

Cercei seria una Reina Perfecta y de Jaime se escribirían miles de canciones, contando su excelente desempeño como Señor de la Casa Lannister, y seguramente, como Mano del Rey.

En las Tierras del León, todo lo que decían su padre y su tío tenia sentido.

Aquí no.

Se sentó en la cama y empezó a cepillar su cabello “cien veces” para que brille y se dio cuenta que era un habito que tenia para lucir “más bonita” y casarse “bien”.

Tiro el cepillo y le grito “¡No me quiero casar!”.

Las lágrimas escurrieron por sus mejillas, como los pensamientos por su cabeza.

“No me quiero casar porque TENGO que hacerlo, no me quiero casar para poder ser HONORABLE, yo soy HONORABLE, no me quiero casar para que me digan lo que puedo o no hacer, yo tomo buenas decisiones, quiero poder aprender a pelear sin esconderme, conocer todos los reinos de Poniente, quiero cruzar el mar… Quiero tener mi propia CASA sin que nadie me este diciendo qué hacer a cada paso”.

Ella sabía que en el Norte era una ficha en un juego, pero aquí ella tenía ingerencia en las leyes del juego… ¡Y no pensaba abandonar esa posición!

Se hizo un ovillo bajo las mantas, mirando hacia la ventana, casi con nostalgia e imagino que si fuera varón, saltaría por la ventana y se convertiría en un caballero errante, con un estandarte donde ronronearía un gatosombra.

Los parpados le pesaban por la angustia, la ventana se hacia cada vez más borrosa en la penumbra… y en sus sueños, ella corrió con el viento… se hizo viento para impulsar barcos al otro lado del mar, donde los leones no la alcanzaban, donde sus garras no armaban jaulas a su alrededor… Donde ELLA era la Jefe de Manada.

1 comentario:

  1. Que buen texto!! me encantó!!! yo estoy por subir uno ahora, espero que les guste :)

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